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Viaje al centro de los Machado

La Fundación Unicaja inaugura en Sevilla un centro expositivo permanente con la obra de los hermanos Manuel y Antonio

Ya paseaba don Antonio Machado por campos de Castilla cuando en Sevilla, su ciudad natal, se producía una metamorfosis urbanística para recibir la gran Exposición Iberoamericana de 1929. Un nuevo ensanche hacia el Sur de la ciudad que devolvería a la capital el esplendor perdido tras su decadencia en el comercio con las Indias y que es hoy escenario del esperado regreso de Manuel (1874-1947) y Antonio Machado (1875-1939) a Sevilla. Una finca colonial ubicada en el amplio palmeral por el que aún transitan los espectros de los Montpensier, de Alfonso XIII y su domesticado dictador Primo de Rivera, será desde este sábado —cuando abra al público— el nuevo centro cultural que la Fundación Unicaja ha remozado para albergar su imponente colección de documentos machadianos.

Tres plantas dedicadas a una exposición permanente de objetos, manuscritos, cartas, fotografías y salas audiovisuales reúnen la mayor colección existente sobre la familia Machado que, además de su trascendencia académica para investigadores y estudiosos de su obra, está atravesada por un profundo valor simbólico y sentimental. Adentrarse en este edificio histórico supone, a este respecto, atravesar el umbral de la proyección pública de los dos hermanos Machado para penetrar en la intimidad insoslayable de sus alcobas. Legajos tachados una y otra vez, deliciosos versos escritos a vuelapluma sin la intención de quedar plasmados para la posteridad, caricaturas y pequeños dibujos esbozados en los márgenes ambarinos de hojas arrancadas para la historia otorgan una nueva dimensión a lo conocido y estudiado hasta ahora sobre estos dos iconos de la cultura española del siglo XX. «Antonio tuvo siempre obsesión por la corrección, tachaba y corregía continuamente», ha explicado el escritor Antonio Rodríguez Almodóvar, comisario de la exposición junto con el profesor Rafael Alarcón y la documentalista Carmen Molina. «Pasearse por todos estos manuscritos supone una auténtica revelación, es un verdadero festín para un filólogo, un mapa que te va guiando por la vida y por la obra de los dos hermanos», prosigue Almodóvar, que ha identificado hasta 10 versiones, «con variantes de todo tipo», de textos como los del conocido Poema de un día.

También se yergue majestuoso a la entrada de la muestra el icónico bastón sobre el que don Antonio soportó la pesadumbre de su final. Fotografiado en innumerables ocasiones —la más célebre, en el retrato que le realizó Alfonso Sánchez Portela y que hoy se custodia en el Museo Reina Sofía de Madrid—, fue rescatado por su hermano Manuel cuando llegó, ya muertos su hermano y su madre, a Colliure, de donde se lo trajo a Madrid para quedar conservado por la familia. Y así se prosigue, hasta toparse con la primera carta que escribe Antonio Machado a su padre —Antonio Machado Álvarez Demófilo— en 1892, y que constituye el primer documento escrito conocido del poeta. También repara la muestra en varias obras teatrales inéditas hasta la fecha, firmadas al alimón por los dos hermanos, y que se encuentran en distinto grado de elaboración, a las que se dedica una sala al completo : La diosa Razón, Las tardes de la Moncloa, Las brujas de D. Francisco, Adriana Lecouvreur y Candelas (guion teatral o cinematográfico escrito por Manuel Machado sobre el famoso bandolero).

Una caricatura inédita de Manuel Machado firmada por Felipe Fresno en 1926 —donde lo retrata como un tipo «jaranero»—, una cédula del periódico La Libertad, para el que Manuel trabajó, o el pésame enviado por la Hispanic Society of America tras la muerte de Antonio son otros de los excepcionales documentos que se muestran de los sevillanos. También se ha reservado un rincón familiar para la exhibición de fotografías y cartas cruzadas entre la familia. Ahí destaca una misiva firmada por la desconocida figura de Leonor, que dirige a su suegro. «Se trata de una escritura originariamente privada, una suerte de taller literario», especifica el profesor Rafael Alarcón, por lo que los documentos aparecen muchos sin fechar, lo que ha convertido la catalogación del legado en un «caos riguroso», ha bromeado Rodríguez Almodóvar.

La primera exposición permanente en torno a la figura de Manuel y Antonio Machado reúne, no obstante, apenas un 10% (en torno a 500 piezas) del conjunto total adquirido por la Fundación Unicaja. En 2003, la entidad bancaria compró en subasta pública un primer lote compuesto por 770 ejemplares documentales que fueron presentados al año siguiente en los Reales Alcázares de Sevilla y editados entre 2005 y 2006 en 10 volúmenes de facsímiles y transcripciones comentadas. En 2018, la Fundación Unicaja adquirió el resto del archivo machadiano que tenía la familia. Se trata de un conjunto de 4.570 páginas, a las que se suman fotografías y documentos civiles de los que esta exposición ofrece una cuidada selección para su primera muestra al público.

A la inauguración este jueves de lo que aspira a ser «el espacio de referencia de la obra machadiana» asistió el presidente de la Fundación Unicaja, Braulio Medel, y los herederos de Machado que han participado en esta operación: Carlos y Mercedes de Lecea Machado y Manuel Álvarez Machado. «Es una exposición de altísima intensidad», ha señalado la sobrina-nieta Mercedes, para quien este espacio» es un justo reconocimiento a su trayectoria y a los españoles que, por avatares de la vida, tuvieron que acabar su vida en otros lugares».

«No se trata de recoger manuscritos y obra del pasado y exponerlas como piezas arqueológicas, sino de mirar hacia el futuro», ha indicado Manuel Álvarez en consonancia con Braulio Medel, que ha advertido que este nuevo centro cultural nace «con los brazos abiertos a otras instituciones que persigan fines similares. Nunca tendremos un carácter excluyente, sino de cooperación».

Finalmente, Rodríguez Almodóvar no ha querido dejar pasar la oportunidad de imprimir al nuevo centro machadiano una pincelada de la vocación cívica y política que siempre guió el devenir de los hermanos Machado: «Teniendo en cuenta el contexto histórico y político en el que estamos ahora mismo, esta exposición es una invitación a la concordia. Los hermanos Machado se hubieran fundido en un abrazo en Sevilla por la concordia, que tanta falta hace. Estamos en un momento de gran trascendencia para transmitir ese mensaje de reconciliación definitiva de esas dos Españas malditas que nos llevaron a lo que nos llevaron».

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