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El Barça y su política de fichajes improvisada


Neymar durante un partido – Fútbol

El conjunto azulgrana descarta llegadas que parecían vitales por otras que ni se contemplaban

La hoja de ruta del Barcelona en materia de fichajes cambia de dirección continuamente dejando en evidencia cierta improvisación de los responsables de la secretaría técnica, que cambian de objetivos y de posiciones a reforzar. La decisión de poner a la venta a Coutinho, el fichaje más caro de la historia del club un año y medio después de firmarlo o que Malcom (42 millones), Murillo (1 millón) y Boateng (2 millones) no hayan tenido casi minutos, son claros ejemplos de la errática política de incorporaciones esta pasada temporada que parece que tendrá continuidad a partir del 1 de julio.

Con Frenkie de Jong atado (el centrocampista ha costado 75 millones fijos más otros 11 en variables), los objetivos prioritarios de la secretaría técnica eran fichar a un central, concretamente a Matthijs de Ligt, y a un delantero, que volvía a ser Antoine Griezmann. Ahora es posible que ninguno de los dos acabe jugando en el Camp Nou. El agravante es que lejos de buscar otros futbolistas de similares características, Pep Segura, Eric Abidal y Ramon Planes están centrando sus esfuerzos en apuntalar otras demarcaciones completamente diferentes.

De Ligt, que parecía que estaba atado, se ha visto tentado por ofertas infinitamente superiores del PSG y de la Juventus que el Barcelona no piensa igualar por el corsé que le supone su excesiva masa salarial y para no generar un desequilibrio en un vestuario marcado por la escala retributiva establecida. Desde la planta noble se ha visto una oportunidad para poder ahorrarse los 80 millones que costaría el zaguero holandés y poderlos destinar a otras incorporaciones. Con Piqué, Lenglet, Umtiti y Todibo en nómina, ya se considera innecesaria la búsqueda de un central. Tanto como la de traspasar a Umtiti para generar ingreso y la cesión de Todibo para que acumule experiencia.

En cuanto a Griezmann, censurado por el vestuario y por buena parte de la directiva tras dejar al club plantado el paño pasado, se llegó a un acuerdo para que firme a partir del 1 de julio, fecha en la que su cláusula de rescisión desciende a 120 millones de euros. La aparición de Neymar y la presión de los pesos pesados de la plantilla podrían dejar al francés fuera del nuevo proyecto de Ernesto Valverde.

Tras dos años peleando por incorporar al internacional galo, el giro que sufrió el mercado tras la decisión de Nasser Al-Khelaifi de poner a Neymar en venta, desbarató toda la supuesta planificación azulgrana, que ya ha establecido contactos para conocer el alcance de una operación que tiene más trabas que las meramente económicas. Al alto monto de un hipotético traspaso (el club valora ofrecer jugadores como Coutinho, Dembélé y Rakitic para abaratar el trato), Bartomeu debería promover un lavado de imagen del brasileño que abarcaría desde la retirada de la demanda que interpuso al club a la petición de perdón por parte del propio Neymar por las formas en las que se fue al PSG, además de una sustancial rebaja del sueldo que percibe actualmente. La mayoría de la masa social culé no quiere el regreso del paulista, aunque el presidente basaría su decisión en los informes futbolísticos de los técnicos y defendería que con Neymar se ganó la última Champions League del club.

Portero y laterales

Las inexplicables decisiones prosiguen con el intercambio entre Cillessen y Neto, valorados ambos en 30 millones de euros. Con una intención claramente destinada a mejorar el estado contable del club y cuadrar el balance, no se acaba de entender que se deje escapar a un guardameta que ha dado el resultado esperado por otro que bajo los palos del Camp Nou será una incógnita.

Una de las posiciones que el Barcelona ha evidenciado que necesita reforzar es la del lateral izquierdo ante la necesidad de encontrar un futbolista que le genere competencia a Jordi Alba. Marc Cucurella, que ha recopilado elogios durante su paso por el Eibar, no entra en los planes de Valverde y será traspasado.

En cambio, el que podría llegar es Dani Alves. Un regreso a sus 36 años para ocupar la banda contraria, lo que obligaría prácticamente a traspasar a Nelson Semedo, cuyo rendimiento ha sido muy bueno desde que se fichara hace dos años procedente del Benfica. En definitiva, una serie de decisiones totalmente incomprensibles.

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