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Perseguida por el franquismo y olvidada por la historia: quién fue la impresora y editora Zoila Ascasibar

Los expertos intentan reconstruir la historia de Zoila Ascasibar, borrada junto a otras librepensadoras republicanas

“Propietaria de una imprenta. Persona simpatizante de la República según se manifiesta en carta dirigida a Galarza”. Esta ficha del Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca es uno de los pocos documentos que han llegado de la vida de la impresora y editora Zoila Ascasibar, de la que no se sabe ni en qué año murió. Queda claro que las autoridades franquistas la vigilaban por republicana, pero ¿quién fue esta mujer nacida de la nada, que dirigió una imprenta por la que pasaron publicaciones y editoriales, en los años veinte y treinta del siglo XX?

Nació en Elgeta, cerca de Elorrio (Vizcaya), fue a servir a Madrid y acabó en la casa de Manuel Alama Montes, editor de la revista ilustrada “Alrededor del mundo”, un “Muy interesante” de entonces. El editor muere pronto y la imprenta pasa por varias manos antes de caer en poder de nuestra protagonista, que la mantiene viva hasta el Golpe de Estado que deviene en Guerra Civil. La represión franquista acabó con su independencia y libertad, como con el resto de mujeres librepensadoras que fueron educadas y educaron, que entraron a formar parte de la opinión pública y que aplicaron una nueva mirada a los asuntos de la actualidad.

En un anuncio del negocio, publicado en 1931, leemos: “Imprenta Zoila Ascasibar. Especialidad en libros y revistas de gran tirada. Dotada con maquinaria modernísima para efectuar toda clase de trabajo de imprenta y encuadernación”. También encontramos una noticia del mismo año, que da a conocer el incendio de su imprenta, en la madrileña calle de Martín de los Heros, 65, en la Nochevieja. “Un individuo lo provocó y murió en el intento”, cuenta a este periódico por teléfono Ángeles Ezama Gil, profesora del departamento de Filología Española, en la Universidad de Zaragoza.

Mujeres invisibles

La investigadora se encontró por casualidad con el nombre de la impresora y empezó a investigar hace poco. “Me queda mucho por indagar, mucho trabajo de archivo. La última noticia que tengo de ella es de 1942”, cuenta la especialista, que lleva más de 15 años rescatando a las mujeres olvidadas por la literatura. Apenas tiene hipótesis de Zoila, aunque al revisar las publicaciones que editó en su imprenta, Ezama llega a la conclusión de que puso mucho cuidado “y buen gusto”, que negoció con directores de revistas, que editó mucho, que se puso el mundo por montera y que debió tener una vida pública muy intensa.

Y a pesar de todo ello, Zoila es una mujer invisible para la historia. El rastro más notable de ella en nuestros días es una editorial, que lleva su nombre en su homenaje. Durante cuatro décadas fueron silenciadas. Es una deuda que tiene la historia, porque como apunta Ángeles Ezama, “a los hombres se les perdona la mediocridad más que a las mujeres, que deben estar muy muy bien reconocidas para pasar a los libros”. No es la única olvidada. La mujer española de finales del siglo XIX y primer tercio del siglo XX desapareció por completo de las crónicas y los cánones cuando Franco impuso su régimen y su modo de vida. El proyecto de mujer independiente que conquistó sus derechos, que defendió sus ideales y que participó en la vida intelectual fue reprimida y las puso al borde de la extinción en los manuales de historia.

Sin embargo, desde hace un par de décadas, un grupo de especialistas trabaja en el rescate de su memoria. Quieren devolver a estas maestras, artistas, escritoras, científicas, pedagogas, filósofas o periodistas el lugar en la historia que merecen. Son el grupo de investigación La otra Edad de Plata y hasta el viernes organizan un amplio congreso internacional dedicado a “La mujer moderna (1900-1936)”. Darán a conocer su proyección y legado cultural y restaurarán el pecado que cometió la historiografía con ellas al dejarles sin hechos, sin acontecimientos y sin biografías. Las expertas se resisten a dar por muertas a las mujeres esenciales en la modernización de este país antes del totalitarismo franquista.

La mujer intelectual

Dolores Romero es una de las coordinadoras del congreso y cuenta que es un momento histórico propicio para la recuperación de las primeras mujeres librepensadoras. “La Ley de Memoria Histórica ha provocado el rescate y visibilidad de estas mujeres, que fueron reprimidas durante cuatro décadas. Huyeron al exilio para sobrevivir o vivieron calladas en España”, cuenta la historiadora de la Universidad Complutense. La catedrática Ángela Ena Bordonada es la veterana en los estudios que desvelan el enigma de estas mujeres modernas. Sigue emocionándose con las vidas de quienes se empeñaron en la conquista de la modernidad, es decir, de la soberanía.

Ena recuerda que lucharon por el voto y por el divorcio, que conquistaron su libertad, que llegaron a la prensa para dar a conocer sus reivindicaciones de una sociedad igualitaria y que mostraron su decepción con el amor, el matrimonio y el marido. “Por primera vez podemos hablar de la mujer intelectual”, dice. Ella tiene clasificadas más de 300 escritoras en estas dos décadas decisivas antes de ser sepultadas por sus ideas progresistas y reformadoras. “Fueron valientes e inconformistas, lucharon contra la misoginia, fueron apasionantes y apasionadas. Se convirtieron en activas escritoras en prensa. No podemos olvidarlas, debemos reivindicarlas y recuperarlas ahora”, reclama.

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