in

Miró vuelve a la Costa Azul

La Fundación Maeght expone en Francia 240 litografías, maquetas y placas, muchas inéditas, que ilustran el proceso creativo del pintor

“Es el creador integral”, dijo el editor y galerista Aimé Maeght de su amigo Joan Miró. Se habían conocido en 1937, en el pabellón de la República Española de París, y comenzaron a trabajar juntos en 1947, cuando Maeght organizó una exposición sobre surrealismo y le pidió a Miró que hiciera el cartel y una obra, que fueron sus dos primeras litografías en color. Desde entonces, ya nunca se separaron. Compartieron su pasión por el arte y la creación. Aimé, y más tarde su hijo Adrien Maeght, desde que en 1964 creó en París la imprenta ARTE, donde Miró realizó casi toda la producción de su obra gráfica, posibilitaron que el artista fuera un gran creador: a cada reto técnico ellos le respondieron con una solución, estimulando su creatividad. El balance de esta relación tan fructífera son más de 1.800 litografías, 1.200 grabados y 240 libros ilustrados, pósteres y carteles.

Cuando Aimé Maeght vio en Palma de Mallorca el estudio que le había hecho en 1956 el arquitecto Josep Lluís Sert a Miró, el galerista quiso uno igual para su fundación en el pueblecito de la Provenza de Saint-Paul de Vence, junto a Niza, en la Costa Azul francesa. El resultado fue un edificio mediterráneo puro construido en 1964, el auténtico eslabón entre el estudio palmesano y la Fundación Joan Miró de Barcelona. En su interior se conservan (junto a obras de Léger, Calder, Kandinsky, Giacometti y Dubuffet, entre otros) un buen número de piezas de Miró: ocho pinturas, 140 esculturas (muchas en el Laberinto Miró, construido junto al ceramista Llorens Artigas), 75 dibujos, un centenar de collages y un millar de litografías y grabados con las pruebas previas y las planchas de cobre, zinc o piedra que los posibilitaron.

La obra gráfica y las piezas de taller, gracias a la donación de Adrien Maeght, son la base de la exposición Joan Miró. Más allá de la pintura, que abrió sus puertas ayer (hasta el 17 de noviembre). En ella se muestran más de 240 obras, muchas inéditas, en las que es posible ver la mano del artista, su método de trabajo y cómo Miró creó su obra gráfica con la ayuda de los Maeght, que posibilitaron que el artista transgrediera los límites que imponen las técnicas y superara los desafíos de la creación anterior.

Rosa Maria Malet, durante 34 años directora de la fundación barcelonesa del pintor, ha puesto orden en este extenso material, gauches, collages, maquetas, grabados, carteles, portadas, planchas de cobre, zinc y piedra, durante año y medio. “Es un material que podría haber desaparecido”, afirma, “porque forma parte de fases previas a la obra definitiva. Es algo extraordinario poderlas mostrar, porque ilustran la forma de crear de Miró”.

En cuanto al título, explica: “Parte de la expresión de Raymond Roussel, que en 1925, tras visitar la primera exposición individual de Miró en París, exclamó: ‘Esto va más allá de la pintura”. La experta, que sigue vinculada con la fundación barcelonesa, autentificando obra gráfica de Miró, ha establecido cuatro apartados: Relación de Miró con los poetas, “porque en 1927 realizó sus primeras ilustraciones para un libro de poemas de Lise Hirtz”. Collage, “por la importancia que tiene esta técnica de ensamblaje, incluso en sus esculturas”. Combinaciones, “porque Miró jugó con el color y la orientación para crear infinidad de imágenes”. Y Descubrimiento de técnicas, en la que pueden verse obras realizadas en aguafuerte, aguatinta, punta seca y su técnica más depurada: el carborundo, “obtenida aplicando una pasta sobre la plancha que al incidir sobre el papel le da un relieve que a Miró le parecía sorprendente por las texturas”.

Malet expone también el proyecto para una litografía de 50 metros y recrea una imprenta con planchas y pigmentos y una de las máquinas utilizadas para imprimir. No ha sido posible traer La Pilar, la enorme imprenta que los Maeght le instalaron a Miró en el propio Saint-Paul de Vence en 1969 para que el artista hiciera sus obras más grandes, y a la que el creador no dudó en ponerle el nombre de su mujer, Pilar Juncosa. El recorrido de la muestra termina en la sala principal, donde se muestran una docena de los 35 giacomettis, colocados como si fueran un ejército hoplita perfectamente formado, además de obras de Calder, Bonnard y Richier. Aquí ha instalado Malet ocho litografías y pruebas previas de Miró de casi dos metros.

What do you think?

0 points
Upvote Downvote

Comments

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Loading…

0

Comments

0 comments

Manuel Carrasco se gradúa ante 55.000 personas como nuevo ídolo de masas

No, no es la seguridad