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Españoles en el mundo de la clásica

España, con 26 miembros, es el país más presente en la Joven Orquesta Gustav Mahler, con talentos europeos de 18 a 25 años. No había ninguno cuando Abbado la fundó en 1986

Claudio Abbado era un hombre reservado, pero de ideas fijas. “De ese tipo que te mandaba hacer ese tipo de cosas complicadas que a él le parecían fáciles”, comenta su amigo y promotor musical, Alfonso Aijón. En uno de esos impulsos, el director italiano empezó a crear orquestas jóvenes a escala europea. Una de las que más prestigio adquirió mientras estuvo vivo y ahora, tras su muerte en 2014, es la Joven Orquesta Gustav Mahler. Abbado también era un hombre de criterio fuerte y batallador. No en vano ha entrado siempre en la listas de los mejores directores de la historia. “Una vez me echó en cara que en España no había talento naciente de gran nivel”, comenta Aijón. Fue en 1996 y quizás tenía razón entonces. Pero su cómplice se la devolvió poco antes de morir y Abbado tuvo que enmendársela: “Le conté la presencia de españoles en su orquesta y ya eran la mayoría”.

Desde que se creó la Joven Gustav Mahler en 1986 con ningún español a los 26 que la componen ahora entre sus 121 integrantes, se ha producido un cambio evidente. Una evolución que en cada actuación de la orquesta se trasluce a ojos de todos. Los españoles son el pasaporte más potente del sueño europeo de Abbado, como queda patente en la última gira que realizan por Europa, con actuaciones ayer y hoy en el Auditorio Nacional de Madrid y la pasada semana en Lisboa, San Sebastián, Oviedo o Pamplona para terminar en Barcelona y Viena.

Entre ellos, está Patricia Gómez, 25 años y viola en la orquesta: “No sabemos si vamos a volver a tener la oportunidad de tocar con estos directores y estos solistas en nuestra vida”. Juncal Salada Codina, clarinete, también de 25 años, añade: “Aquí adquirimos la mejor experiencia posible para poder tocar después en grupos profesionales”. Guillem Ruiz, 23 años y percusionista incide en eso y va más allá: “Hay muchas orquestas jóvenes en Europa, pero esta, sin duda, es la más deseada”.

Aijón ha sido testigo de ese crecimiento. El creador de Ibermúsica, con más de 50 años de experiencia, ha organizado 35 conciertos de la formación en su ciclo desde 1994. “He vivido de cerca esa evolución y la clave ha estado en el papel que desde su inicio ha jugado la Joven Orquesta Nacional de España (JONDE) promocionando nuestro talento”, asegura.

Es algo que comparte Alexander Meraviglia-Crivelli, manager de la Gustav Mahler desde hace dos décadas. Hace hincapié, además en el actual apoyo logístico y económico que reciben del Gobierno español a través del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la Música (Inaem). “Una ayuda justificada”, según Amaya de Miguel, su directora, “por los años continuos de buenos resultados para los músicos jóvenes españoles”. Comenzaron a darse en 2017 y ascienden a 20.000 euros por temporada.

Las audiciones para entrar en la orquesta son siempre en vivo. “A mitad de los años noventa no las hacíamos ni en España ni en Portugal. Hasta que nos llegó una solicitud de un músico español, dispuesto a viajar a Viena para entrar”, recuerda Meraviglia. Alrededor del 2000, la dinámica cambió: “Empezamos a venir. El trabajo de la JONDE ya nos llamaba mucho la atención. La cantidad de orquestas, auditorios y escuelas han propiciado un impulso que deberían copiar otros países de Europa. Hoy, los músicos españoles son fundamentales en el proyecto”, añade.

La Gustav Mahler nació de la necesidad de romper fronteras. Incluso las de la entonces Comunidad Europea. Abbado la creó para captar aquellos talentos nacientes en Europa del Este. La caída del muro y la incorporación a la UE de los países al otro lado del telón de acero le dieron la razón. “Hoy incluso trabajamos con miembros de naciones fuera de la Unión y no es fácil”, dice Meraviglia

Tras España, de los 22 países que nutren la orquesta, Francia sigue en número con 20 músicos, Alemania con 16 y Austria –donde inicialmente la creó Abbado- con 10. Serbia, Rusia o Turquía también aportan en esta hornada que va cambiando año a año con músicos entre 18 y 25 años de edad.

Como también lo hacen los directores. En esta ocasión, la formación gira con Jonathan Nott, actual responsable de la Orquesta Suisse Romande. Pero la nómina, aparte de Abbado, ha sido siempre de primera. “Su fundador nunca quiso que se convirtiera en su juguete y eso ha sido clave para su supervivencia. Fue una visión muy inteligente por su parte, consciente de que debía trascender su muerte”, afirma Meraviglia. “Lo que más orgulloso me hace sentir es que quienes la dirigen no nos necesitan para dar mayor brillo a sus carreras. Están absolutamente consagrados. Se involucran porque les apetece. Y todos quieren volver”, añade el manager.

Trabajar con esas batutas es uno de los alicientes principales de los músicos, según Patricia Gómez, 25 años y viola en la orquesta: Aunque también subrayan los problemas a la hora de dar el salto a lo profesional en España: «El buen nivel que demostramos en la Gustav Mahler no se corresponde con las oportunidades que se presentan en nuestro país», se queja Daniel Téllez, trombón.

Es hora de que eso también cambie.

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