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Es un país de tragones

El gran secreto de los músicos españoles: lo importante es la comida

El reportaje de gira es un subgénero que ha prosperado en el periodismo musical. Se lo debemos a los Rolling Stones. A partir de 1969, Mick Jagger y compañía decidieron que las tours serían su actividad central, tanto en lo económico como en lo simbólico. Supieron venderlo con un anzuelo irresistible: las tarjetas laminadas de Acceso Total, que permitían que los plumillas conocieran camerinos y fiestas de trasnoche.

El combustible de las giras combinaba sexo, drogas y rock ‘n’ roll (entiéndase este último ingrediente como exceso, despilfarro, gamberrada: Keith Richards y Bobby Keys lanzando un televisor por la ventana de un hotel). Suficiente carnaza para libros pioneros como Viajando con los Rolling Stones (Anagrama), de Robert Greenfield. No hace falta añadir que, con el tiempo, Jagger terminaría restringiendo la libre circulación de los invitados: Cocksucker blues, el documental del fotógrafo Robert Frank, mostraba escenas que ni siquiera los Stones podían disculpar.

Puedo entender su prudencia, claro. Aunque eso no me impida suspirar al encontrarme con Roadieadvisor (Reservoir Books), de Laura Ramos. El retrato de las giras de cinco nombres punteros del indie nacional: Love of Lesbian, Lori Myers, Sidonie, Vetusta Morla, León Benavente. Pero, atención, nada de sexo, drogas o rock ‘n’ roll: la máxima ilegalidad es fumarse un cigarrillo en el backstage. Aquí domina lo gastronómico y debemos suponer que esa pasión por la comida anula vicios anteriores. Que debieron existir: la autora alardea de “censurar” (ella misma usa la palabra) anécdotas inconvenientes. Y eso que su principal fuente de información proviene de los tour managers; excepto en el caso de Vetusta, que ya están a un nivel que les permite contar con un production manager, que no viaja con el grupo. Vamos aprendiendo ese escalafón, que comienza con los road managers.

El mecanismo que convierte a unas bestias pardas del rock en foodies (otra expresión favorita de la autora) se explica en términos místicos: una buena comida ofrece una conexión con la belleza del mundo tan impactante como un concierto triunfal, aseguran. Hablamos de una experiencia sensorial que, obviamente, no es exclusiva de los músicos indies. En 1996, el cantautor Víctor Manuel publicó Diario de ruta, crónica de la gira que hizo con Ana Belén, Miguel Ríos y Joan Manuel Serrat. El espectáculo se llamó El gusto es nuestro, aunque algunos colegas resentidos lo rebautizaron como Los cuatro jinetes del Apocalipsis, ya que arrasaron con el mercado del directo en aquel verano.

Lo extraordinario de Diario de ruta: en el texto no encontrabas referencias sonoras, como si escuchar música fuera cosa de bichos raros. Por el contrario, se detallaban las visitas a restaurantes, bajo la dirección de Serrat. Buscaban incluso un santo grial que, creo recordar, eran las espinas de pescado fritas (y, advertía Víctor, no se lo tomen a broma si no han probado semejante manjar).

El mundo exterior, incluyendo la música ajena, sí aparece en Roadieadvisor. Los principales protagonistas son los citados road managers, veteranos de la carretera graduados en las virtudes de la paciencia, el autocontrol, la psicología. Saben reconocer lo que llaman “el modo músico”, cuando los artistas olvidan las minucias de la vida cotidiana para convertirse en criaturas angelicales, centradas en la creación: “a mí, que me lleven al próximo escenario”. Ayuda, claro, que los cinco grupos analizados pertenezcan al contingente de los sensatos; uno se pregunta si el libro tendría más garra de haber incluido a Nacho Vegas, al que se menciona constantemente.

No hay épica en Roadieadvisor, ni siquiera cuando algunos de los grupos giran por el peligoso México. Lo que tenemos aquí es un compilado de advertencias para convivir en furgonetas y sleepers (autobuses con camas). Más una guía detallada de cincuenta restaurantes aptos para gente sibarita y apresurada. Una Michelin resumida para músicos y melómanos, con Laura Ramos como Khaleesi, madre de tragones.

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