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Chicho reposa ya junto a su madre en Granada

Ibáñez Serrador ha sido enterrado, siguiendo su deseo, en el mismo panteón que acogía a Pepita Serrador desde 1970

Chicho caminó por Granada por primera vez con 14 años. De la mano de su madre, ella le narraba la ciudad como si hubiera estado mil veces. Lo cierto es que también para ella, Pepita Serrador, era su primera visita. Había leído tanto de esa tierra que aún antes de pasearla ya la había vivido. Después, enamorada de Granada, cada gira de su compañía de teatro la llevaba de nuevo a la ciudad, incluso cuando no salían las cuentas, según contó su hijo. Sin familia granadina ni más anclaje a la ciudad que su amor por ella, su último deseo fue que la enterraran en Granada. En el granadino cementerio de San José reposa desde 1970. En aquellos días, Chicho Ibáñez Serrador escribió una carta a Ideal y anunció sus intenciones: “En el cementerio de San José hay un nuevo y pequeño panteón. En la lápida solo está escrito: ‘Pepita Serrador, actriz’. Más abajo queda un espacio en blanco. Algún día contendrá otras tres palabras: ‘Y su hijo». Casi 49 años después, madre e hijo ya reposan juntos.

Sobre las 12 del mediodía del domingo, el féretro de Chicho, “el hombre que nunca necesitó apellidos” según el cineasta Rodrigo Cortés, salía del tanatorio de la M30 en Madrid en dirección al reencuentro con su madre en Granada. Pasadas las cuatro y media llegaba al cementerio granadino. Sus familiares, amigos y algunas decenas de curiosos que han aplaudido su entrada en la iglesia lo han despedido para siempre.

El genio que se apropió durante décadas de la televisión los viernes por la noche, primero dando miedo con Historias para no dormir y luego entreteniendo con humor, con el Un, dos, tres…responda otra vez, falleció el viernes en un hospital de Madrid a los 83 años. Su capilla ardiente se ha mantenido abierta durante todo el sábado en el tanatorio madrileño.

Por allí han pasado actores, periodistas y personas del mundo del audiovisual y todos han dejado mensajes de cariño y, sobre todo, de agradecimiento hacia Chicho. Quienes no han podido pasar por el tanatorio para despedirse en persona de él y darle un abrazo a sus dos hijos, Alejandro y Pepa, han dejado su mensaje en las redes sociales. Pepa ha recordado que su padre era especialmente “generoso con la gente, daba mucho más de lo que la gente sabe”. Su hijo, por su parte, lo ha definido como “el maestro de todos, el creador de la televisión en España”. Y la hija cerró el entierro con unas sentidas palabras hacia su padre.

Tras la ceremonia, los familiares, amigos y curiosos que han querido acompañarlo han dado sepultura al “maestro que no quería que le llamaran maestro”, como escribía Andreu Buenafuente en este diario al poco de la muerte de Ibáñez Serrador. El presentador y amigo de Ibáñez Serrador, Alfredo Amestoy, ha recitado unas últimas palabras antes de depositar el ataúd en el panteón. A continuación, un espontáneo ha gritado: “Gracias Chicho por los buenos ratos que nos has dado” y los asistentes lo han aplaudido. Desde este domingo nueve de junio, a apenas diez minutos de la Alhambra que conquistó a Pepita, reposan para siempre juntos Pepita y su hijo. Chicho y su madre.

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