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Carmen Calvo: “Pérez-Llorca buscaba cauces y no diques”

Un homenaje recuerda la labor del fallecido presidente del Patronato del Prado

A José Pedro Pérez-Llorca le gustaban los sombreros. En invierno y en verano. También las bufandas. La cuestión era mantener a salvo la cabeza. “Todo pasa por aquí”, recuerda que le dijo más de una vez a Amelia Valcárcel, filósofa y vicepresidenta del Patronato del Museo del Prado, a su lado en los siete años que él estuvo a la cabeza de la institución. Fue allí donde este martes se le rindió homenaje, tras su fallecimiento en marzo de este año, a quien fuera uno de los políticos clave de la Transición democrática y uno de los padres de la Constitución.

Muchos fueron los congregados en el auditorio del museo: varios miembros del Gobierno en funciones, como la vicepresidenta, Carmen Calvo; la ministra de Educación, Isabel Celaá, o el titular de Cultura, José Guirao, la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, o la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Casi todo el patronato acudió, así como los dos arquitectos responsables de expandir el museo en el siglo XXI: Rafael Moneo y Norman Foster, que quisieron acompañar al director, Miguel Falomir, y al equipo de la institución.

Falomir rememoró los hitos de Pérez-Llorca. Sobre todo, emprender las actividades del segundo centenario, que se celebra este año, el relevo como director de Miguel Zugaza, el apoyo para varias adquisiciones claves o salvaguardar la integridad de las colecciones: “Los ciudadanos deben saber que si las ven enteras y perfectamente conservadas aquí fue gracias a su empeño”. Recordaba así Falomir, elegante, pero sin avivar la polémica, como Pérez-Llorca tuvo un papel fundamental a la hora de defender los fondos del Prado frente a la intención de llevarlos a la pinacoteca de las colecciones reales. “Fue toda una lección práctica de para qué sirve un patronato”.

En aquellos tiempos, Pérez-Llorca aplicó las mejores virtudes de su estilo negociador: firmeza y diálogo. Las mismas que muchos recuerdan en su etapa de padre de la Constitución. Miguel Herrero de Miñón, uno de los supervivientes de aquel grupo, recordó cómo el artículo 16, de la libertad religiosa, es por entero obra suya: “Salió de su puño y letra”. O como Miquel Roca, presente también, que destacó su capacidad para la distensión en los momentos más crudos.

Todo eso y más compartió Pérez-Llorca en su última etapa junto a Carmen Calvo. Ella, como muy pocos, sabe extraer matices políticos aplicados al presente de cada intervención. La que hizo en el Prado en memoria del que fue su amigo, llevaba mensaje de clave política contundente en esta intensa etapa de pactos. “Supo abrir cauces más que diques”, aseguró la vicepresidenta en funciones. “Y me recalcó en estos tiempos que la Constitución no se hizo contra nadie, sino para todos”.

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