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La joven saudí que huyó de su familia y se encerró en un hotel de Bangkok queda bajo la protección de Acnur

«Mi vida corre peligro», ha asegurado Rahaf Mohamed al Qunun en Tailandia, país que este lunes paralizó su deportación

Rahaf Mohamed al Qunun, la joven saudí huida de su familia que se había encerrado en la habitación de un hotel en el aeropuerto de Bangkok para evitar su deportación, ha quedado este lunes bajo la protección de la agencia de la ONU para los refugiados, Acnur, según informó el responsable de la policía de inmigración tailandesa, Surachate Hakparn.

«Ha abandonado el aeropuerto [de Bangkok] con Acnur», que «decidirá sobre su caso en los próximos cinco días», declaró Hakparn a los medios en el aeropuerto. Al Qunun iba a ser deportada esta mañana, pero la presión mediática promovida por ONG internacionales y por la propia joven a través de las redes sociales ha evitado por ahora su partida.

El responsable policial tailandés subrayó también que si Al Qunun no quiere abandonar el país no sería devuelta contra su voluntad. «Tailandia es la tierra de las sonrisas. No vamos a mandar a nadie a la muerte». La joven, de 18 años, asegura que su vida corre peligro si regresa con su familia porque lleva meses recluida en una casa y sometida a abusos «físicos, emocionales y verbales». 

En declaraciones a la BBC, Al Qunun denuncia que en Arabia Saudí no puede «estudiar ni trabajar». «Quiero liberarme y estudiar y trabajar en lo que quiera. Compartí mi historia y mis fotos en las redes sociales y mi padre está muy enojado por ello». 

Al Qunun había huido de su familia durante un viaje a Kuwait (país que sí permite a las mujeres viajar sin un tutor masculino) y voló sola a Tailandia, desde donde pretendía tomar un avión a Australia para solicitar asilo. Pero al llegar al aeropuerto de Bangkok las autoridades migratorias del país del sudeste asiático la detuvieron. Arabia Saudí pidió su extradición. Entonces la joven decidió atrincherarse en la habitación de un hotel de tránsito en el aeropuerto de Bangkok. Desde allí se grabó un vídeo en el que solicitaba asilo político y pedía que algún funcionario de la ONU se reuniera con ella para resolver su caso. 

«Se negaba a llevar hiyab y había esta tensión con la familia debido a desacuerdos en asuntos religiosos… Que su familia tratara de obligarla a un matrimonio concertado parece que fue la gota que colmó el vaso», indicó a Efe Sunai Pasuk, de Human Rights Watch en Tailandia.

En una grabación de voz remitida a la agencia Reuters desde la habitación del hotel de Bangkok donde se había encerrado, Al Qunun afirmaba que su vida corría peligro si era deportada. «Mis hermanos, mi familia y la embajada saudí me estarán esperando en Kuwait. Me matarán […] Mi familia amenaza con matarme por las cosas más triviales», ha señalado. La joven ha denunciado además que no le dejan seguir con su educación, ni tampoco conducir o viajar sola. De hecho, viajar al extranjero y obtener un pasaporte son algunas de las cosas que una mujer de Arabia Saudí no puede hacer sin el permiso del hombre.

En un comunicado, la directora de campañas para oriente próximo de Amnistía Internacional, Samah Hadid, advirtió este lunes de que Al Qunun «podría ser juzgada penalmente en Arabia Saudí por desobedecer las leyes sobre tutela masculina».

El caso de Al Qunun recuerda al de Dina Ali Lasloom, de 24 años, que en 2017 intentó huir de su familia y empezar una nueva vida en Australia. Pero cuando estaba de tránsito en el aeropuerto de Manila (Filipinas) su familia logró enviarla de vuelta a Arabia Saudí. No se sabe qué ocurrió a su regreso. La ONG Human Rights Watch ha documentado muchos casos de mujeres saudíes que tratan de huir del sistema patriarcal de su país. 

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