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El vicecanciller ultra de Austria dimite bajo sospechas de corrupción

El líder de la extrema derecha, Heinz-Christian Strache, también deja la dirección del partido tras divulgarse un vídeo en el que ofreció posibles contratos a cambio de apoyo electoral

La sombra de la corrupción ha dinamitado la carrera política del líder ultraderechista y vicecanciller austriaco, Heinz-Christian Strache. La publicación este viernes de un vídeo de 2017 en el que ofrece supuestamente la posibilidad de conseguir contratos públicos para un oligarca ruso a cambio de apoyo electoral, ha llevado a Strache a presentar la dimisión del cargo y de la dirección del partido, y ha abierto una grave crisis en el Gobierno apenas año y medio después de formarse la coalición entre los conservadores del canciller, Sebastian Kurz, y la extrema derecha del FPÖ.

El impacto de las imágenes, desveladas este viernes —a una semana de las elecciones europeas— por el semanario alemán Der Spiegel y el periódico Süddeutsche Zeitung, ha sido tal que Kurz convocó el mismo viernes un gabinete de crisis. La oposición austriaca pidió la dimisión inmediata del vicecanciller.

El escándalo ha puesto a la coalición de Gobierno al borde de la ruptura y los medios austriacos barajan elecciones anticipadas o la salida de ministros del FPÖ para mantener la coalición. En una rueda de prensa poco después de las 12.00, Strache ha rechazado cualquier irregularidad o actuación ilegal y ha denunciado ser víctima de una campaña sucia con la grabación de un «vídeo ilegal». El dirigente ha pedido perdón por el escándalo y ha anunciado medidas legales contra los posibles autores. Ha recalcado también que con su dimisión pretende evitar «que se haga caer al Gobierno». Por ello, la ha presentado y ha sido aceptada por Kurz.

A la espera de que comparezca el propio canciller, varios miles de personas se concentran ante la sede del Ejecutivo reclamando elecciones anticipadas y el fin de la colaboración con la ultraderecha.

El vídeo del escándalo se grabó en el verano de 2017 en una casa de Ibiza y muestra a Strache con una mujer que dice ser la sobrina de un oligarca ruso y se declara dispuesta a invertir importantes sumas de dinero en Austria. Durante la conversación, que se produjo unos meses antes de las elecciones legislativas austriacas, Strache baraja la opción de conseguirle adjudicaciones si logra un puesto en el Gobierno a cambio de apoyo electoral. Acompañado por un estrecho colaborador y ahora jefe del grupo parlamentario del FPÖ, Johann Gudenus, Strache comenta la opción de que la mujer adquiera, por ejemplo, un paquete de acciones del diario sensacionalista Kronen Zeitung para apoyar así la campaña de la formación.

Además, insinúa una posible financiación ilegal del partido ultraderechista por la vía de una donación a una asociación. Preguntado por los medios que desvelaron el vídeo, Strache afirmó que recalcó que todo debía hacerse dentro de la legalidad.

Eso no ha evitado la tormenta y al final ha hecho caer a Strache, que ha denunciado que cayó en una trampa con una reunión regada por el alcohol —»para desatarme la lengua»— que duró siete horas. El ya ex vicecanciller ha achacado a la bebida las afirmaciones «embarazosas» que hizo, al tiempo que ha admitido que fue «una irresponsabilidad y un error». No obstante, ha insistido en que el vídeo ha sido  «guardado durante dos años» antes de hacer estallar el escándalo y supone, en su opinión, «un atentado político». Según ha afirmado, la mujer utlizó a su colaborador Gudenus para llegar hasta él.

El político ha propuesto como sustituto en la vicecancillería y en el partido al excandidato presidencial Norbert Hofer, ahora ministro de Transportes. Hofer perdió las elecciones de 2016 a la jefatura del Estado frente al actual presidente, el progresista Alexander Van der Bellen.

Kurz perdería la mayoría de Gobierno si rompe con los ultraderechistas tras descartar después de las elecciones de octubre de 2017 una reedición de la coalición tradicional con los socialdemócratas austriacos.

Línea dura contra la inmigración

La ultraderecha austriaca entró en el Gobierno de la mano de los conservadores de Kurz (ÖVP) con la idea de evitar los errores de su paso por el Ejecutivo entre 2000 y 2006, cuando el partido dirigido por Jörg Haider, su líder más destacado (fallecido en 2008 en un accidente de coche), acabó escindido y hundido en escándalos de corrupción. No lo ha logrado y la caída de Strache devuelve al partido al escenario de sus peores crisis.

Strache consiguió levantar al FPÖ en los años posteriores a la salida del Gobierno y llevarlo a un crecimiento constante hasta alcanzar un 26% de los votos, muy cerca de los socialdemócratas, en las pasadas elecciones legislativas. Con una línea dura contra la inmigración y el islam, la crisis de los refugiados en 2015 dio alas a la ultraderecha y Kurz, que también endureció su discurso contra la llegada de extranjeros, llevó a la extrema derecha finalmente de nuevo al Gobierno, donde ocupa no solo la vicecancillería, sino también las carteras clave de Interior, Defensa y Exteriores.

Al FPÖ, en cuyos orígenes participaron antiguos nazis tras la Segunda Guerra Mundial, no han dejado de salpicarle casos de xenofobia y antisemitismo en sus filas, que solo aborda cuando se hacen públicos. Recientemente, tuvo que hacer dimitir a un concejal de Braunau am Inn, la ciudad en la que nació Hitler, por la publicación de un poema en el que comparaba a los migrantes con ratas.

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