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El cómico Zelenskiy obtiene el 30% de los votos en la primera vuelta en Ucrania, según los sondeos

El actor se enfrentará al actual presidente Petró Poroshenko el 21 de octubre y la ex primera ministra Yulia Timoshenko queda fuera de la carrera presidencial

Ucrania le ha dado este domingo una bofetada al sistema. Enojados con los constantes escándalos de corrupción y agotados de la guerra en el Este, los ucranios han querido dar una oportunidad a un cómico sin experiencia política para dirigir el país. Con un 30% de los votos, según los sondeos a pie de urna, el actor Volodymyr Zelenskiy ha ganado la primera ronda de las elecciones presidenciales. Con un discurso centrado en combatir la corrupción y una campaña digna de una estrella del rock, todo apunta a que el comediante se medirá al actual presidente, Petró Poroshenko, según los sondeos. La ex primera ministra Yulia Timoshenko se ha negado a reconocer la derrota hasta el fin del recuento y ha llamado a sus seguidores a las calles.

El cansancio con la élite política y la oligarquía que sigue manejando el país, la crisis económica y el éxodo de miles de personas en busca de mejores oportunidades ha pasado factura a los políticos más veteranos. Y ha encumbrado a Zelenskiy, de 41 años, que además se ha hecho muy popular por representar a un presidente de Ucrania en una serie de televisión que está disponible incluso en Netflix. Con un programa algo vago, el carismático comediante ha propuesto eliminar la inmunidad parlamentaria, prohibir que quienes hayan sido condenados por corrupción ocupen cargos públicos y hacer referendos para dilucidar los temas importantes.

Zelenskiy ha propuesto además volver a la mesa de negociaciones con Rusia para poner fin al conflicto con los separatistas apoyados por el Kremlin en la región del Donbás; una guerra que ha causado ya casi 13.000 muertos, según Naciones Unidas, y 1,5 millones de desplazados internos. “Hoy comienza una nueva vida para Ucrania, una vida sin corrupción”, clamó en su sede electoral, apoyado por los miembros de su equipo, la mayoría muy jóvenes. Entre vítores y abrazos, el actor dio las gracias a los ucranios que le apoyaron “en serio y no en broma”.

La campaña plagada de denuncias de irregularidades y caliente hasta el último minuto, solo es símbolo de la todavía inestable política de Ucrania, cinco años después de las protestas multitudinarias que derribaron a Víktor Yanukóvich, aliado del Kremlin. Una situación sensible en uno de los países más importantes de Europa desde el punto de vista geoestratégico.

En el país del Este, de 44 millones de habitantes, solo el 9% de los ucranios tiene confianza en el Gobierno, según revela una encuesta reciente de Gallup el porcentaje más bajo del mundo. Y un dato algo mayor pero similar hacia los políticos y la Administración. Nada más salir lo sondeos a pie de urna, la exprimera ministra y eterna aspirante Yulia Timoshenko, también mostró esa desconfianza, denunció irregularidades en las votaciones y manipulación en los sondeos que le dan un 14,2%. La antigua cara de la revolución naranja afirma que sus propios sondeos a pie de urna le dan la segunda posición tras Zelenskiy.

“No reconoceremos los resultados hasta que la última papeleta se haya computado. Lucharemos por cada voto”, declaró Timoshenko. “Nos mediremos contra Zelenskiy en la segunda vuelta”, añadió ex primera ministra, que vehementemente llamó a sus seguidores a salir a la calle y acudir a los centros de votación para garantizar un «recuento limpio». Si Timoshenko impugna, la publicación de los resultados puede demorarse todavía más de lo habitual. Y con un 65% de participación, el recuento no se prevé rápido.

La Comisión Electoral negó que hubiese irregularidades importantes. Contradiciendo a su principal rival para la primera vuelta, el veterano y magnate de los dulces Petró Poroshenko (17%, según los sondeos a pie de urna), también afirmó que las elecciones habían sido “justas y limpias”. También que tras estas ha aprendido una “dura lección”. El actual presidente, de 54 años, ha fallado en erradicar la corrupción que lastra el país cinco años después de que las protestas por la democracia y la transparencia derrocaran a su antecesor, Víktor Yanukóvich, aliado del Kremlin. Tampoco ha logrado, como prometió, poner fin al conflicto.

Los ucranios parecen agotados, por ahora, del discurso nacionalista y militarista de Poroshenko —su lema es «Ejército, idioma, iglesia»—. Pero el actual presidente, que ha incrementado mucho el gasto en defensa, también ha conseguido que el país más pobre de Europa, según el FMI, empiece a crecer (en torno a un 3,5% del PIB en 2018 según sus datos). Además, ha logrado la entrada libre de visado para los ucranios en Europa y la escisión de la Iglesia ortodoxa ucrania de la rusa. “El día 1 de abril nos vamos a reír, a partir del 2 no habrá lugar para las bromas”, ha dicho Poroshenko al canal 5, parte de su emporio empresarial.

El veterano y magnate de los dulces Petró Poroshenko (17%, según los sondeos a pie de urna), afirmó que las elecciones, en las que ha participado un 63,4%, habían sido “justas y limpias”. También, que tras estas ha aprendido una “dura lección”. El actual presidente, de 53 años, ha fallado en erradicar la corrupción que lastra el país cinco años después de que las protestas por la democracia y la transparencia derrocaran a su antecesor, Yanukóvich. Tampoco ha logrado, como prometió, poner fin al conflicto.

Los ucranios parecen agotados, por ahora, del discurso nacionalista y militarista de Poroshenko —su lema “Ejército, idioma, iglesia”—, que en 2014 se alzó fácilmente a la presidencia. La situación económica no le ha ayudado. Desde hace cinco años, la inflación ha subido del 0,5% al 8,l8% y la grivna ha perdido tres veces su valor respecto al dólar. Y los ciudadanos lo están notando en la cesta de la compra y en el bolsillo. En el norte de Kiev, en un colegio electoral en un barrio de altas torres cerca del río Dnieper, Anton Visotsky, ingeniero de 36 años, daba muestras de ese desencanto y desdén. «La mitad de mis amigos se ha ido de Ucrania. Este país tiene muchas posibilidades, pero se ha estancado. Necesitamos un empujón», comentaba.

El actual presidente, no obstante, ha logrado que el país más pobre de Europa, según el FMI, empiece a crecer (en torno a un 3,5% del PIB en 2018 según sus datos), la entrada libre de visado para los ucranios en Europa y la escisión de la iglesia ortodoxa ucrania de la rusa. “El día 1 de abril nos vamos a reír, a partir del 2 no habrá lugar para las bromas”, ha dicho Poroshenko al canal 5, parte de su emporio empresarial. Como en otros lugares del mundo, el 1 de abril, además, es el ‘día de las bromas’ en Ucrania –como el día de los inocentes en España–.

Elecciones cruciales mirando a Europa y Rusia

En un país dividido entre el este y el oeste y en movilización constante contra una temida agresión rusa, los resultados de estas elecciones son cruciales. En ese escenario, los tres candidatos más votados han apostado por seguir estrechando sus vínculos con Europa y otras instituciones occidentales. Aunque el cuarto candidato más votado fue, según los sondeos, el prorruso Yuri Boiko, exministro en el Gobierno de Yanukóvich y que aboga por la normalización de las relaciones con el Kremlin. Varios millones de votantes que viven en la península ucrania de Crimea, que Rusia se anexionó en 2014, no pudieron votar. Tampoco en las partes controladas por los separatistas prorrusos apoyados por el Kremlin, en el este.

De cara al 21 de abril, la segunda vuelta, los analistas barajan ahora posibles pactos. Uno de ellos sería que Timoshenko apoye a Zelenskiy. Pero este domingo, el actor negó que hubiese hablado con ninguno de los otros candidatos para formar algún tipo de coalición. “Somos jóvenes, no queremos ver todo el pasado en nuestro futuro”, zanjó. Aunque ha fallado en explicar sus vínculos con el oligarca Igor Kolomoiski –envuelto en un escándalo bancario y en cuyo canal de televisor, 1+1, se difunde la serie de Zelenskiy–, el aspirante a la presidencia ha sabido canalizar el descontento y la decepción generalizada por la falta de cambio tangible tras de las movilizaciones del Maidán. Así que sumar a su proyecto a uno de esos veteranos podría empañar su mensaje.

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