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Arrestado un reputado periodista de investigación ruso en un sospechoso caso

Ivan Golunov, acusado de tráfico de drogas, asegura que las autoridades han fabricado los cargos. Los medios independientes alertan del riesgo para la libertad de prensa

La libertad de prensa vuelve a estar bajo el foco en Rusia. El arresto del reputado periodista de investigación Ivan Golunov el jueves en Moscú, ha desatado la indignación y los temores de los informadores independientes. La policía acusa de tráfico de drogas a Golunov, conocido por sus pesquisas sobre corrupción. El periodista, que trabaja para el prominente medio independiente online Meduza, y sus compañeros aseguran que las autoridades han “fabricado” los cargos con el objetivo de acallar sus investigaciones. Su caso ha desatado decenas de protestas en toda Rusia que se han saldado con algunas detenciones. Más 2.500 periodistas rusos han firmado una carta en su defensa y llaman la atención sobre el caso que ven como ser otro intento del poder de acallar las voces de los informadores independientes.

Golunov, de 36 años, acudía a encontrarse con una fuente cuando ha sido detenido en la capital rusa. La policía asegura que en ese momento llevaba en la mochila una bolsa de cuatro gramos de mefedrona (una droga sintética). Además, afirman que en el registro de su casa han hallado otras bolsas con droga y una balanza para pesarla. El periodista asegura que las autoridades le han “plantado” la droga en la mochila ya en la comisaría, cuando durante el interrogatorio ha tenido que desprenderse de ella. Las autoridades tardaron 14 horas en informar de su arresto. Se enfrenta a cargos de hasta 15 años de prisión.

El informador acusa a la policía de agredirle. Su abogado asegura que le mantuvieron sin poder comunicar su detención durante horas, y que pese a que solicitó una prueba de drogas en las uñas y en la mochila implicada, las autoridades se negaron a hacérsela. La policía, por el contrario, afirma que el detenido se negó a realizarla.

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En un movimiento oscuro, el Misterio de Interior ruso difundió en las redes sociales las fotografías de bolsas de droga y artilugios artesanales para fabricar mefedrona y aseguró que había hallado ese material en casa de Golunov. A las pocas horas, retiró las imágenes.

En los últimos años, al menos ocho periodistas y activistas han sido detenidos bajo los mismos cargos que Golunov. Entre ellos el destacado activista por los derechos humanos y director de la ONG Memorial en Chechenia Oyub Titiyev, el activista de Otra Rusia Taisiya Osipova y el opositor Sergey Reznikov. En 2016, Zalaudi Geriyev, un reportero que cubrió el Cáucaso ruso, fue declarado culpable por posesión de drogas. Hoy está libre tras cumplir tres años en prisión.

Meduza, que tiene su sede en Letonia, ha hecho público un comunicado en el que informa de que Golunov había recibido amenazas en los últimos meses en relación a su trabajo. El reportero, que antes de pasar a Meduza trabajó en otros muchos medios relevantes, ha destapado varios casos de fraude y corrupción relacionados con la Alcaldía de Moscú, Sergei Sobyanin, un hombre muy cercano al presidente ruso, Vladímir Putin. Uno de ellos revelaba que familiares del teniente de alcalde de la capital habían ganado millones de euros en contratos públicos que después habían usado para comprar inmuebles de lujo en Moscú. En su último artículo, Golunov destapó uno de los casos de los llamados “prestamistas negros”, organizaciones de microfinanzas que engañan a sus clientes.

Fuentes cercanas a Golunov revelan que preparaba otra investigación sobre la alcaldía y sobre los fraudes y la corrupción en los servicios funerarios, un gravísimo problema en Moscú y otras ciudades de Rusia que, según los expertos, mueve millones.

“Ivan Golunov es inocente. Además, tenemos razones para creer que está siendo perseguido debido a sus actividades periodísticas”, señala el medio de comunicación. “Meduza estudiará cada acción realizada por los investigadores en el caso de Golunov”, aseguró. El pujante medio online fue fundado por periodistas rusos que decidieron autoexiliarse en Letonia, algunos tras ser despedidos de sus medios cuando empezaban a estar bajo el paraguas oficialista del Kremlin.

“Estoy convencida de que estamos ante la venganza de las autoridades contra un prominente periodista, probablemente el mejor investigador hoy en Rusia”, asegura la reportera Maria Lékuj, excolega de Golunov. “Ivan no es en absoluto un adicto y mucho menos es alguien que almacena drogas en casa a escala industrial. Pero planta narcóticos en casa de cualquiera se está demostrando una práctica común de la policía rusa”, añade Lékuj, que alerta de que cualquier periodista independiente puede encontrarse ante una situación similar.

El periodista y youtuber estrella Yuri Dud escribió en Twitter: «Hoy: encuentras nueve penthouses propiedad del teniente de alcalde. Mañana: se te encuentra con droga».

El caso ha escalado, el alcalde de Moscú, que estaba este viernes participando en el Foro de San Petersburgo ha eludido responder sobre el caso. Sin embargo, una portavoz de la alcaldía ha asegurado a la agencia rusa Interfax que Sobyanin ha pedido al jefe de policía de la capital, Oleg Baranov, que se haga cargo personalmente del procedimiento y lo evalúe «lo más objetivamente posible”, según ha declarado a la agencia Interfax una portavoz de la alcaldía.

La Federación Europea de Periodistas (EFJ) ha criticado el caso. “Como muchos periodistas rusos famosos, confiamos en que Ivan Golunov es inocente. Creemos que el objetivo principal de la operación policial era silenciarlo e intimidar a todos los periodistas que investigan la corrupción de los funcionarios rusos”, ha reclamado su secretario general, Ricardo Gutiérrez. Amnistía Internacional ha expresado su alarma por el caso.

En los medios rusos independientes el caso ha avivado la preocupación y los temores. Se ve como otro golpe a la libertad de prensa y cualquier intento de salirse de la línea marcada por el oficialismo del Kremlin. Denuncian las trabas para informar y la intimidación diaria. Intimidación como la que sufrió el reportero Oleg Kashin, que recibió una paliza en 2010 o que llegan al asesinato, como en los casos de Anna Politkovskaya (2006) o Anastasia Babúrova (2009).

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