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Mínguez y Cerrón, 40 años de amistad a la basura

Ciclismo

Después de trabajar juntos desde 1976, el seleccionador de ciclismo y el presidente de la Federación se divorcian por 15.000 euros

El día de 1976 que Javier Mínguez (69 años) reclutó a José Luis López Cerrón (62) para su equipo ciclista de aficionados del Moliner-Vereco, en España no había Constitución, solo se veían dos canales de televisión y las calles estaban pobladas de Seat Seiscientos y cabinas telefónicas. Un país en blanco y negro que no había alumbrado aún a Perico Delgado, vivía el ocaso de Luis Ocaña y ni imaginaba que un día existirían Induráin o Contador. Desde 1976 mantenían relación laboral y de amistad Mínguez y Cerrón, dos personajes adjuntos a la historia del ciclismo español que, en diciembre de 2018, se han divorciado en una ruptura radical, lacerante y sin remedio, por 15.000 euros. Cerrón, siempre secundario en las estructuras deportivas de Mínguez, es el presidente de la Federación y dice no haber podido reunir un sueldo de 40.000 euros para su antiguo jefe, el seleccionador nacional que impulsó el reciente oro de Alejandro Valverde en el Mundial de Innsbruck.

La pareja vive en Valladolid, Mínguez en dirección a Laguna de Duero, y Cerrón en la Plaza de la Universidad. Juntos progresaron en el ciclismo en papel relevante pero complementario, a la vera de gigantes como Reynolds, Banesto u ONCE. Cerrón fue ciclista profesional en el Zor desde 1979 a 1984 con Mínguez de director. Al colgar la bici, éste le ofreció ser su mano derecha en el equipo que luego se llamaría BH, más tarde Seguros Amaya y por último Vitalicio, parada final de ambos en la carretera (año 2000) después de una fusión en 1994 para integrarse en el Banesto de Induráin junto a las promesas de su conjunto, Mikel Zarrabeitia y el difunto Antonio Martín.

Rescate del olvido

En el cambio de siglo, Javier Mínguez se dedicó al negocio de los aseguradoras y Cerrón trabajó como responsable de la empresa Cadalsa, organizadora de la Vuelta a Castilla y León. Con el tiempo se asoció en esta compañía a Alberto Contador y fue parte protagonista del positivo del campeón madrileño. Cerrón compró el famoso solomillo de marras en Irún. En 2012 ganó las elecciones a presidente de la Federación Española de Ciclismo y una de sus primeras decisiones fue repescar del olvido a Javier Mínguez y nombrarle seleccionador español. Gratis los dos primeros años y con un salario de 25.000 euros a partir de 2014.

El cargo de seleccionador ciclista tiene carácter puntual, trabajo a tiempo parcial para preparar los Mundiales. Nada que ver con el oficio de director deportivo, sobredosis de vida viajera. «Mínguez sabe desde el principio que la Federación estaba en bancarrota. Se debía dinero a la Seguridad Social, a Hacienda, teníamos un préstamo del CSD…», recuerda Cerrón a ABC.

Después de varios otoños de actuaciones alternas, Valverde ganó el Mundial que merecía hace un par de meses. Y en la contagiosa fiesta de celebración en el hotel del Tirol ya hubo mensajes cruzados que hacían presagiar el divorcio, aunque la alegría general maquilló lo que se avecinaba. «Cerrón ha sido un canalla –suelta Javier Mínguez a ABC–. Me ha dado la mayor puñalada trapera de mi vida. Siento dolor y decepción total. No quiero ni verle».

Con el oro de Valverde en la hoja de servicios, Mínguez reclamó a su antiguo empleado Cerrón un salario digno, 40.000 euros anuales, 15.000 más de los que recibía. «Allí cobraba todo el mundo, todos los seleccionadores (hay ocho) menos yo. Me la jugué porque no llevé a muchos del Movistar e hice una concentración en Sierra Nevada que me costó dinero. Pero él sí que se ha subido el sueldo».

«Efectivamente, me subí el sueldo después de habérmelo bajado al llegar y de ser uno de los presidentes federativos que menos cobra –admite Cerrón, que percibe un salario anual de 58.500 euros–. Pero el cargo de seleccionador de ciclismo es distinto: es un trabajo de quince días al año. Le dije que no le podía pagar más. Y ahí se acabó todo». «Después de 40 años de amistad, me manda un burofax a casa… Eso no se lo perdono», replica Javier Mínguez, cuyo enojo es tangible al otro lado del teléfono.

En esta tesitura, Óscar Freire (tres títulos mundiales) se ha ofrecido a Cerrón para ocupar el puesto, pero el presidente ya tiene decidido que Pascual Momparler (el técnico de la sub 23) sustituya a su antiguo amigo.

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