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La lesión de Carolina Marín: una de las ‘tragedias deportivas’ más frecuentes

Carolina Marín, en un partido.

La rotura de ligamento cruzado anterior es hasta tres veces más frecuente en mujeres que en hombres. 

«Una lesión frecuente y grave», así define el jefe de Servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital Quirónsalud San José, Alfredo San Martín, la rotura de ligamento cruzado anterior, la lesión que hizo retirarse llorando este domingo a la tres veces campeona  mundial de bádminton de la final del Masters de Indonesia. 

Toca prepararse para la batalla más difícil, pero no tengo dudas de que volveré más fuerte 💪Time to be ready for the hardest battle, but I have no doubts that I’ll be back stronger 💪#PuedoPorquePiensoQuePuedo pic.twitter.com/UC5YBIEV5y

— Carolina Marín (@CarolinaMarin) 28 de enero de 2019

La deportista será operada este mismo martes en la Clínica Cemtro de Madrid, pero no se ha sabido el parte médico. Según San Martín, que no comenta el caso particular de la estrella del bádminton, esta lesión suele presentar «múltiples lesiones asociadas«, que van desde la rotura de la cápsula de la rodilla, hasta la del menisco-normalmente externo-, pasando por la afectación de otros ligamentos, edemas óseos y, en los casos más graves, fracturas osteocondrales. 

Que Marín pase por quirófano es, según el traumatólogo, algo lógico, que se prescribe a menudo cuando la lesión del ligamento está contrastada por imagen. «Se puede vivir con una rotura del ligamento cruzado anterior, pero es incompatible con la práctica deportiva exigente o de alta intensidad». 

Así es la rotura de ligamento cruzado anterior

Así, la cirugía es casi mandatoria en deportistas profesionales, pero también en gente joven que no se dedique al deporte porque no operarse implica tener una rodilla más inestable que, entre otras consecuencias, se asocia con una aparición más precoz de artrosis. 

Los traumatólogos que operen a Marín pueden optar por distintas técnicas para abordar quirúrgicamente la lesión, que siempre es por artroscopia. Se trata, comenta San Martín, de una operación muy protocolizada -por su frecuencia-, pero «complicada». 

Así, en la cirugía se usan plástias de ligamento procedente del propio paciente o de donante a través de un Banco de Tejidos y, aunque suele salir bien, existe el riesgo potencial de dos efectos adversos graves: infección y rigidez. 

En cualquier caso, y si -como todo el mundo espera- las cosas salen bien, a Marín le quedan unos meses de espera hasta volver a las pistas, que San Martín cifra de alrededor de medio año. «Requiere de una rehabilitación intensiva y larga», concluye. 

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