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Italia se une contra el «partido del asco»

Las mujeres accedieron en 2018 por primera vez a los estadios saudíes – Fútbol

Salvini y la oposición se indignan por la marginación a las espectadoras en la Supercopa que se jugará en Arabia

El escándalo y la polémica son monumentales, pero al menos un partido de fútbol está uniendo a los políticos italianos, profundamente divididos en casi todo lo demás. La final de la Supercopa que jugarán el Milan y la Juventus el próximo 16 de enero en el estadio Rey Abdullah de Yeda (Arabia Saudita) está levantando una polvareda sin fin por la discriminación que se ha impuesto contra las mujeres. Según las normas para las ventas de entradas, habrá zonas separadas para los hombres y para familias. Solo en estas segundas zonas podrán entrar las mujeres, que en Arabia Saudí asisten a los partidos solo desde el inicio de 2018.

El que solo haya tribunas para hombres ha hecho exclamar al ministro del interior, Matteo Salvini, un apasionado seguidor del Milán: «Es un asco». El desprecio a la medida es tan generalizado que dos personalidades en posiciones ideológicas absolutamente distantes, como Salvini y la expresidenta del Congreso, Laura Boldrini, de izquierdas, han coincidido en el mismo razonamiento. «Las mujeres en la Supercopa de Italia van al estadio solo si son acompañadas por los hombres, pero ¿estamos bromeando? Que los señores del fútbol vendan como quieran los derechos de los partidos, pero no se permitan el negociar con los derechos de las mujeres», ha escrito Laura Boldrini en Twitter. No es diverso el tono de Salvini en Facebook: «Que la Supercopa italiana se juegue en un país islámico donde las mujeres solo pueden ir acompañadas por los hombres es una tristeza, un asco. Yo ese partido no lo miro, es un fútbol siervo del negocio y la televisión. No quiero para nuestras hijas un futuro similar en Italia», concluye categórico el tifoso milanista Salvini.

Muchas son las voces que se levantan contra la final de la Supercopa y abogan por la suspensión. Paolo Grimoldi, diputado de la Liga, vicepresidente de la Comisión de Exteriores del Congreso, pide a la Juventus y al Milan que no jueguen, porque «el futbol italiano puede ser humillado por Arabia Saludí, vendiendo nuestros valores por un poco de dinero». El diputado Grimoldi, expresando el sentir de muchos ciudadanos, ataca a la Federación italiana de Fútbol y pide a los dos equipos finalistas que «se opongan a esta vergüenza».

Petición de suspensión

Especialmente dura se muestra también Giorgia Meloni, líder del partido Hermanos de Italia: «¿Hemos vendido siglos de civilización europea y de batallas por los derechos de las mujeres al dinero de los saudíes? La Federación debe bloquear de inmediato esta vergüenza absoluta y llevar la Supercopa a un país que no discrimina a las mujeres y a nuestros valores».

Mientras crece la polémica, las entradas se vendieron como rosquillos: Un comunicado oficial de la Serie A, que organiza el partido entre el ganador de la Copa italiana y el del Campeonato, destaca que los billetes se agotaron nada mas ponerse a la venta.

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