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Viaje teatral a la curva donde se mató España

La compañía Chévere indaga en su nueva obra en la extraño accidente de un ingeniero que hace un siglo marcó la llegada del tren a Galicia

En un remoto paraje de la provincia de Ourense, cerca de los confines donde Galicia aprieta su mejilla a la de Portugal, hay una pronunciadísima curva llamada España. Fue escenario hace un siglo de un «extraño» accidente de coche y hoy sirve de inspiración para el nuevo montaje del grupo gallego Chévere, Premio Nacional de Teatro en 2014. “Queremos hacer una obra sobre la idea de España que se está imponiendo y, para reflejar esa preocupación presente, nos acercaremos al pasado”, explica su director artístico, Xesús Ron, sentado en una sala de la biblioteca municipal de Verín, la comarca ourensana donde ocurrió el siniestro y a la que ha viajado la formación para entrevistar a los vecinos.

La nueva creación sobre la que trabaja Chévere es una coproducción con los Teatros del Canal de Madrid, el Ayuntamiento de Teo (A Coruña) y la Mostra Internacional de Teatro de Ribadavia (Ourense) que se estrenará en julio y que hunde sus raíces una vez más en un hecho real, enmarcado en el género del teatro documento. Si en su exitoso espectáculo Eroski Paraíso la formación indagó en la transformación en supermercado de una antigua sala de fiestas de la localidad coruñesa de Muros para retratar el desmoronamiento del Estado del bienestar, esta vez se ha lanzado a recabar información sobre la muerte el 26 de mayo de 1927 de José Fernández-España Vigil, el ingeniero que trabajaba en el diseño del trazado de entrada del ferrocarril a Galicia desde Zamora.

Conocido como ingeniero España, miembro de la familia fundadora del periódico La Voz de Galicia y principal valedor según los vecinos de que el tren pasase por la comarca de Verín para que fuese más operativo, se despeñó con su coche por un barranco de 15 metros en «misteriosas» circunstancias. Su muerte sepultó el trazado por el territorio que concentraba la población, la actividad económica y la cercanía a Portugal y permitió que el ferrocarril entrase en Galicia incomprensiblemente por un deshabitado macizo alejado de la frontera que alargó y complicó las obras. La leyenda local sostiene que España murió víctima de la corrupción, asesinado por oscuros intereses de los caciques que acaparaban la propiedad de las tierras en la zona y a los que no interesaba el trayecto más racional.

“Mi tío Constante fue el primero en llegar al lugar del accidente y contaba que le había parecido curioso que, pese a que el coche había quedado aplastado, el chófer de España no tuviera ni un solo rasguño. Además sabía todo lo que llevaba el ingeniero en los bolsillos, incluida su pistola”, cuenta Javier Estévez ante la atenta escucha de Ron, la actriz Patricia de Lorenzo y el actor Miguel de Lira, encargados del trabajo de campo desarrollado hace dos semanas. El chófer que sobrevivió al accidente relató que al volante del automóvil iba el propio España que, pese a haber obtenido el carné solo unos días antes, había decidido hacer prácticas tras una opípara cena, en una lluviosa noche y por una infernal carretera. “Lo que se ha contado siempre es que el hecho de que el tren pasara por aquí no le interesaba a la gente que se había apoderado de las tierras de los labradores a base de trampas”, dice Luis, de 73 años, cuya bisabuela analfabeta perdió todo al ser “engañada” por esa minoría de familias adineradas y con estudios que ejercían de prestamistas con la mayoría pobre.

En la biblioteca municipal Chévere ha escuchado y grabado en vídeo el testimonio de antropólogos, forenses, periodistas y hasta del alcalde de Verín, convocados a través de un llamamiento en las redes sociales. Sus recuerdos sobre un episodio que alejó esta comarca del progreso son un ejercicio de memoria colectiva, un viaje a la convulsa época en la que se intentó vertebrar España a través del trazado del ferrocarril y que, destaca la compañía gallega, guarda semejanza con lo ocurrido casi un siglo después con el AVE. “En estos tiempos en los que nos quieren someter a una alternativa infernal, es decir, a elegir entre una determinada idea canónica de España o estar en contra de todo, nosotros queremos huir de ese debate envenenado y reflexionar sobre cómo se construye un país”, explica Ron.

La obra quizás sirva también a Chévere para abordar el fenómeno de los rumores y los mitos. “Yo no encontré ni el más mínimo indicio de muerte oscura” del ingeniero España, afirma el periodista Rafael Cid, autor de un documental y un libro sobre la construcción del ferrocarril en Galicia. “Fue una super fake new de la época”. Para Bruno Rúa, antropólogo interesado en la tradición oral, “los vecinos creen que fue un asesinato porque lo necesitan”: “Nuestra comarca vive en una crisis permanente y la gente precisa agarrarse a una excusa externa”.

Casi tan enigmática como la muerte de España en una curva de la comarca gallega de Verín es la pócima teatral que ofrecerá Chévere al público tras pasar este trabajo de campo por su «turmix» creativa: «Nos gusta poner la idea en movimiento, sabiendo de dónde partimos pero sin saber exactamente adónde llegaremos», remata Ron.

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