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Varane y el frío fuera del Real Madrid

Fútbol

El francés avista un camino en el que suelen tropezar la gran mayoría de los jugadores que le precedieron

Suena extraño ser infeliz si tu entrenador es Zinedine Zidane, el mismo que te fichó con solo 17 años y apenas diez partidos en la liga fancesa, tu equipo el Real Madrid y el futbolista en cuestión uno de los dos centrales titulares de la entidad más prestigiosa del planeta. Pero es así. Raphael Varane ha aprovechado el parón de selecciones para hacer lo que muchos internacionales hacen durante estas dos semanas en las que el fútbol de clubes se echa a un lado. Quejarse en los medios de su país de la situación que viven en su club, aunque esta sea idílica.

Con solo 25 años, Varane tiene un palmarés que jamás se hubiese imaginado en cualquier otro equipo del mundo. Cuatro veces campeón de Europa, dos de Liga, tres del Mundial de Clubes… en total 16 títulos que le han hecho ser un defensa fijo en el combinado de Deschamps, campeón de la Copa del Mundo el pasado verano en Rusia. Pero ha bastado una temporada mala para que Varane haya decidido saltar del barco.

Filtraciones

El jugador y su entorno filtraron esta semana al diario L’Equipe su deseo de abandonar el Real Madrid, y un día después, el propio Varane alimentó la noticia negándose a hablar de su futuro en el diario Le Parisien. Según ambos medios, el defensa galo considera que ya ha cumplido un ciclo en el club blanco y que ahora es el momento de probar nuevos retos, aunque hace solo año y medio renovara hasta 2022 y mejorara sus honorarios hasta los 6 millones de euros por ejercicio.

Su rabieta suena a querer más dinero en su nómina, pero no parece el mejor momento para pedirle a Florentino que mejore las condiciones de una plantilla que esta temporada se ha quedado sin opciones de nada a primeros de marzo. Cierto es que ganó el Mundial el pasado verano y que quedó séptimo en la carrera por el Balón de Oro, pero eso ahora no cuenta. Y en el Real Madrid están tranquilos. Varane tiene una cláusula de 500 millones de euros y si se quiere marchar, solo tiene que traer el cheque y habrá apretón de manos. Lo que quizás no haya valorado Varane es el frío que suele hacer cuando te marchas del Real Madrid. Ejemplos tiene para aburrirse.

La moda la inició Robinho la pasada década, llevándola al extremo de declararse en rebeldía y negarse a entrenar. Dejó cuarenta millones en la caja para irse al City, el inicio del declive de la carrera del brasileño hasta el anonimato más absoluto. En estos últimos años, uno de los casos más sonados fue el de Ozil. El alemán no soportaba la competencia y eligió los millones del Arsenal. Sus bolsillos se llenaron, pero su palmarés se quedó en silencio. Le salvó su selección con el Mundial de 2014.

Higuaín también se fue indignado por la preferencia en Benzema. Pasó por Nápoles, Juventus y Milán, y ahora juega en el Chelsea, con un rol de más a menos, dos Scudettos como títulos más importantes y una buena ración de críticas cuando se viste la albiceleste.

Di María también se marchó por dinero, pero en el United y en el PSG no ha sido ni la sombra de lo que llegó a ser en el Madrid de Ancelotti.

Todos ellos, como también Morata, Jesé o Xabi Alonso, siguieron ganando títulos, pero nunca llegaron a tener el caché y la relevancia que le dio el Madrid. Varane ya sabe lo que hay.

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