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Un exministro israelí acepta 11 años de cárcel por espiar para Irán

Gonen Segev se declara culpable de «transferencia de informaciones al enemigo» en un acuerdo entre su defensa y la acusación

El exministro israelí Gonen Segev será condenado a 11 de años de prisión por espiar para Irán, a raíz de un acuerdo entre su defensa y la acusación anunciado este miércoles por el Ministerio de Justicia del país.

Segev, que ocupó la cartera de Energía e Infraestructuras entre 1995 y 1996, se declara así culpable de «espionaje grave» y «transferencia de informaciones al enemigo», precisó el Ministerio en un comunicado. El acuerdo será presentado en febrero a un tribunal para que dé su aval.

El exministro fue detenido el pasado mayo en Guinea Ecuatorial e inculpado formalmente por el Shin Bet (la agencia de seguridad interior y contraespionaje) de espiar en favor de Irán y ayudar al enemigo en tiempo de guerra. Poco después fue extraditado a Israel.

Estaba acusado de revelar secretos al archienemigo de Israel, como información del mercado de energía israelí, la localización de infraestructuras críticas y sobre altos cargos políticos y de los servicios de seguridad. Para ello Segev se sirvió de contactos que mantenía con ciudadanos israelíes relacionados con la defensa y la diplomacia. Intentó incluso captar a alguno de sus informantes para incorporarlos a la red de espionaje iraní, y para ello les presentó a los agentes de Teherán como hombres de negocios.

Segev llegó a ser la encarnación del éxito en Israel —que pasa sucesivamente por el Ejército, la política y los negocios—, pero su peripecia vital se torció. Nacido hace 62 años, brilló como capitán de la Fuerza Aérea, se tituló como médico en la Universidad de Ben Gurion, y en 1992 resultó elegido diputado. Tres años después, fue designado ministro en el Gobierno de coalición dirigido por Isaac Rabin y ratificado por su sucesor, Simón Peres, tras el asesinato del primer ministro laborista,

En 2003 fue visto sacando grandes sumas de dinero de cajeros automáticos en Hong Kong. Denunció que le habían robado la tarjeta de crédito, pero en todas las grabaciones de seguridad de los bancos solo aparecía él retirando el dinero. El juez israelí le libró de la cárcel con una condena condicional.

Un año después volvió a ser detenido cuando intentaba introducir en Israel 32.000 pastillas de éxtasis que había transportado desde Holanda. En el aeropuerto de Ámsterdam se valió de su antiguo pasaporte diplomático, cuya vigencia había retocado con un rotulador, para poder sortear los controles. Fue condenado en 2005 a cinco años de cárcel, de los que solo cumplió dos por buen comportamiento. El Colegio de Médicos le retiró la licencia por sus antecedentes criminales.

A la salida de la prisión, Segev abandonó Israel. Residía en Nigeria en los últimos años —donde había vuelto a ejercer su profesión— hasta que viajó a Guinea Ecuatorial, donde fue detenido.

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