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Un centro de referencia cultural en Santa Cruz de Tenerife que agoniza

El Círculo de Bellas Artes se mantiene cerrado, y sin fecha de reapertura, a raíz de la denuncia por ruidos de un vecino

Casi 100 años de historia, detenidos. El Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, abierto en el primer cuarto del siglo pasado, lleva desde septiembre con sus puertas cerradas. La denuncia de un vecino por ruidos fue la causa que llevó a los servicios de Urbanismo del Ayuntamiento a realizar una inspección. A consecuencia de ella, ordenó la clausura del centro al determinar que podría estarse desarrollando una “actividad clandestina” por no contar con el título que lo habilita como espacio cultural. 

El Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz, vinculado a destacadas figuras del arte y la cultura como Eduardo Westerdahl (que formó parte de su junta directiva), Óscar Domínguez o Domingo Pérez Minik, fue el espacio en el que se gestó la revista Gaceta de Arte a principios de los años 30 del siglo XX. Una publicación de referencia en España y Europa que dio lugar a la Exposición Surrealista Internacional de Santa Cruz, en 1935. El encuentro contó con la asistencia del creador de este movimiento, André Bretón, entre otros artistas, y tuvo un gran eco internacional.

Lejos de aquellos tiempos de esplendor, el centro vive hoy los momentos más amargos de su existencia. A pesar de llevar desde 2015 acometiendo reformas –que incluyen la instalación de un ascensor, la colocación de una rampa para el acceso de sillas de ruedas o la creación de un baño adaptado– la ausencia de licencia de actividad exigida de acuerdo a la ley autonómica de actividades clasificadas y espectáculos públicos lo mantiene clausurado. Hasta su cierre, el edificio acogía exposiciones, presentaciones de libros, talleres, actuaciones musicales y obras de teatro, y contaba además con un bar-cafetería. 

El presidente del centro cultural, José Valladares, critica que se clasifique como clandestinas las actividades del Círculo: “Una contradicción o un chiste, cuando han sido inauguradas con presencia del alcalde y del presidente del Gobierno y del Cabildo”. Se queja de que el Ayuntamiento no haya aceptado una licencia de apertura del año 88, y que haya otros espacios de la ciudad de la misma época que tampoco cuenten con ella, “como la Alianza Francesa, el Casino de Santa Cruz, el Club Náutico o el propio Teatro Guimerá, de propiedad municipal, y que en su parte alta desarrolla programación. Eso es trato discriminatorio”. En refuerzo de su argumento, añade que desde la corporación les dijeron que, si aplicasen la normativa a todos los locales de la ciudad, “tendrían que cerrar la mitad”.

¿Cómo se justifica esa diferencia de tratamiento? Valladares considera que casos de corrupción en los que se vieron implicados algunos funcionarios municipales años atrás ha hecho que ahora sean “muy reacios” a realizar algo que no se ciña estrictamente a la legalidad, además de que se escudan en que el denunciante, “que es abogado, les ha dicho que los denunciará por prevaricación” en caso de que no cumplan la normativa.

El presidente del espacio cultural recuerda que después del cierre de septiembre, y tras varias reuniones con la corporación, esta les propuso realizar un plan de emergencia y un proyecto de ingeniería cada vez que programaran una actividad, “un coste inasumible para una entidad como la nuestra, sin ánimo de lucro y que se nutre de subvenciones públicas”. Excepcionalmente, han abierto este mes para la exposición Merkarte, donde 35 artistas jóvenes exponen sus obras para poder venderlas en Navidad. Pero solo para esa actividad el Círculo ha tenido que gastar 1.200 euros.

El coste de las obras a acometer para terminar de adecuar el inmueble a la legalidad se acerca a los 500.000 euros. “Debemos más de 100.000 euros, y no conseguiremos más dinero de los bancos ni locos”, se lamenta el máximo responsable del centro. Reconoce que el Círculo de Bellas Artes de Santa Cruz se encuentra en un callejón sin salida para el que solo vislumbra una solución: un convenio entre el Ayuntamiento, el Cabildo insular y el Gobierno de Canarias que le dote de los recursos necesarios para cumplir la ley. “Entendemos que el Círculo es una entidad vital para la ciudad que da servicio cultural a todo tipo de público”, explica Valladares. Pone, a modo de ejemplo, a Merkarte, actividad que congrega a más de 4.000 personas solo en un mes, “unas cifras que pocos centros culturales de Canarias pueden esgrimir”.

Desde el Ayuntamiento, el concejal de Urbanismo, Carlos Tarife, confirma que el Círculo, además de no disponer de licencia para actividades como el teatro, la cafetería o la sala de exposiciones, no cumple con las normativas de seguridad (como la de incendios) o de accesibilidad. “Necesitan presentar el proyecto y la documentación necesaria. Les hemos pedido que lo hagan cuanto antes”. Reitera, en cualquier caso, el compromiso del alcalde a colaborar con una institución centenaria, “escaparate cultural único”. Mientras tanto el problema se resuelve, en la portada de la web del Círculo (circulobellasartestf.com) se sigue leyendo: “Cerrado por orden de Gerencia de Urbanismo”.

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