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Sylvester Stallone: “Los fracasos te hacen más listo. Y el éxito, más tonto”

El actor y director presenta la versión restaurada de ‘Acorralado’ y hace disfrutar al público en una charla multitudinaria sobre su carrera

Nunca había pasado en el festival de Cannes en los pocos años que llevan celebrándose los Rendez-Vous, encuentros en los que un cineasta conversa con un periodista sobre su carrera. Ni con Clint Eastwood ni con Alfonso Cuarón. Ni menos aún este año con Alain Delon, Zhang Ziyi o Nicolas Winding Refn. La organización tuvo que cambiar la ubicación del evento y de la sala Buñuel, con 452 butacas, se pasó a la Debussy, donde entran casi 1.100 personas. Y se quedó gente fuera, porque todo era poco para Sylvester Stallone (Nueva York, 72 años), que presentaba en Cannes una copia restaurada de Acorralado (1982) y un avance de Rambo V, ya en posproducción.

Y Stallone estuvo a la altura de las expectativas. Carismático, dicharachero -es una de las estrellas que más juego dan en entrevistas-, sincero en su charla con el periodista Didier Allouch, Sly dedicó más de una hora a recordar sus inicios en la industria, a rememorar a Rocky y a Rambo, se rio de sí mismo y adelantó algún plan de futuro. Lanzado, contó un par de anécdotas graciosas, como que todavía viven con él las dos tortugas de Rocky, «que tienen ya 54 o 55 años». «Deberíamos de hacer otro Rocky para que ellas lo disfruten desde su estanque. Todos los de aquel equipo están muertos, excepto las tortugas y yo». O su problema de vocalización, producido por un accidente al nacer: «El día en que Schwarzenegger me soltó que menudo acento tenía yo… Ese día sí que me preocupé. Ahora en serio, id a logopedia. Si yo lo logré, todo el mundo puede hacerlo».

Sobre la nueva Rambo V, y sobre el personaje, Stallone aseguró: «John Rambo nunca va a casa en ninguna película. Ahora sí, pero de una manera en la que realidad no llega. Físicamente está allí, mentalmente no. Y cuando sale por la puerta, el mundo le controlará». Para el actor, «Rambo lidia con el lado más oscuro de la naturaleza humana. Rocky no, es alguien sin nada en particular, que quiere ser especial. Y por eso es optimista. Son dos caras del ser humano». Y apuntó: «Hay algo en la naturaleza humana, dentro de los seres humanos, que nos impulsa a la resistencia. No aceptamos la derrota fácilmente. Ese es Rocky, y eso ha pasado toda la vida». Y por eso, cree, uno de sus mejores trucos es «no separarse del resto de los seres humanos». «Todos sentimos lo mismo, y si quieres enganchar al público, debes contar auténticos sentimientos».

De aquellos inicios, en los que un año era aparcacoches y al siguiente estaba rodando Rocky, recordó: «Dediqué el Oscar a mejor película a todos los Rockys del mundo. Hay más Rockys hoy que entonces, los tiempos son más complicados y los retos y la lucha, mayores. Tengo pocos consejos, pero uno es que puedes tener 100 malas ideas y una buena, y esa es la que hay que defender. Una llamada, y tu vida cambia radicalmente. Aunque los fracasos te hacen más listo. Y el éxito, más tonto. Todo lo que logró Rocky fue casi por accidente, con gente novata, casi parecía un experimento. Tuvimos que luchar mucho por su estreno, porque éramos carne de autocine». Stallone escribió el guion encerrado en su casa, y lo vendió con la condición de que él mismo lo protagonizara.

Stallone recordaba muy bien el estallido de Rocky: «Algo pasó con ese filme, puede que reflejara el espíritu de un momento, de una sociedad. La rodamos en 25 días y por menos de un millón de dólares. El esquema es claro: Rocky es un solitario que de repente encuentra a una mujer. La vida es una carrera (contra el tiempo) y una pelea. Toda la película es una metáfora y un drama. Lo que no importa es el boxeo, podía haber sido cualquier otra profesión». Y como con ella empezó su carrera de guionista, comentó: «Escribir es un horror, es muy difícil. El reto es poner palabras en un papel y ser consciente de que necesitas reescribir. Hay tardes en las que crees que has escrito una genialidad y al día siguiente lo lees y te das cuenta de que es una mierda. Por cada palabra buena, redactas 500 que no valen».

Stallone se mostró a favor de las secuelas, base de su carrera. «Por supuesto que hay que rodarlas. ¿A la gente no le gusta ver una serie de televisión durante diez años? ¿Y en cine no se puede hacer eso? Bah. Sé que sonará pretencioso, pero cuando escribí Rocky lo hice con la idea de rodar una trilogía». Y recordó un extraño momento en su carrera. «Cuando se planteó la segunda parte el director [John G. Avildsen] y yo discutimos sobre su continuación y el tono. Dimitió y me ofrecieron dirigirla. Llegaron los Oscar, yo debuté como realizador con La cocina del infierno, y me llegó el encargo. El estreno de La cocina del infierno, película que yo quiero mucho, fue un desastre. Entré en un cine en Filadelfia ¡y solo había cuatro personas! Y pensé que me tocaba encarar el Rocky II. Sin presión, ¿eh? Bueno, esa es la clase de presión que motiva. Mi mantra sería ‘nunca deja de pegar’. Porque siempre tienes algo que demostrar». Y se echó a reír con otra comparación: «Yo conozco mis límites como actor. Sé qué cosas hago mejor, y por eso protagonicé Rambo y no Tootsie. Me centré en hombres en lucha contra el sistema. Y cuando me he apartado, me he equivocado. Recordad ¡Alto!, o mi madre dispara».

Acerca de Rambo, aseguró que era «el undécimo en la lista de posibles protagonistas» del filme. «En la novela es un salvaje, un monstruo, y hubo que encontrar su lado humano, porque esa es la historia. No me parecía que el espectador quisiera verlo morir. Como autor debes crear tu propia realidad, aunque sea ilógico». E insistió en que es un hombre apolítico. «Recuerdo la controversia política de Rambo: yo ni siquiera estaba metido en esos asuntos y había hecho la película para honrar a los veteranos. era una gran historia de alienación. No soy tan listo como incluir mensajes políticos en mis guiones. Pero el presidente Reagan dijo: ‘He visto Rambo y es republicano». Y Stallone se tapó la cara con ambas manos.

Sobre sus iconos de juventud, recordó a Kirk Douglas en Espartaco. «Aunque el que me flipó fue Steve Reeves en Hércules y la reina de Lidia. Si él podía actuar, yo también. Y decidí moldear mi cuerpo, aunque cuando encaré Rocky no tenía ni idea de boxeo». El periodista le regaló una foto de Belmondo como boxeador enviada por el mismo actor. Tras agradecer el detalle, Stallone aseguró que durante años intentó hacer un remake de Borsalino «con alguien como Kurt Russell». Y de su cuerpo musculado, dijo: «Esto es lo que queda [risas]. Para Rambo gané peso y me puse muy fuerte. Lo trabajé como si fuera un escultor. Es curioso, tu buena forma cambia tu personalidad, te hace narcisista, te gusta pasear desnudo [risas]. Y eso me ayudó en la preparación del personaje»

Stallone también habló de otras pelis, como Copland, de la que se siente orgulloso («James Mangold, gran director, me hizo engordar, cambiar mi lenguaje corporal, y me obligó a actuar con los ojos, a transmitir las emociones a través de ellos»), y de sus malas décadas. «No culpo a nadie. Pero en los ochenta firmabas contratos con películas con tres o cuatro años de antelación, y eso era lo bueno según los agentes. Yo de repente me encontré con que había enlazado ocho años de películas desastrosas. El negocio antes se movía así: la estrella era la taquilla. Ahora es la película, todo ha cambiado. De aquellos títulos no me arrepiento, aunque no puedo ni verlos en la tele. Mi hija me dice a veces: ‘¿Cómo hiciste esta mierda?’. Y le respondo: ‘Calla, que esa te pagó el colegio».

Finalmente, Stallone contó que habrá «venganzas brutales» en Rambo V, aseguró tener una buena idea para un Rocky y explicó que está intentando resucitar Cobra en forma de serie para una plataforma digital. Eso sí es estar en forma.

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