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Sotheby’s vende la ‘Papisa’ de Velázquez por 2,8 millones de euros

El rastro del retrato de Olimpia Pamphili se perdió durante casi 300 años

Un comprador se hizo este miércoles con el retrato de Olimpia Maidalchini Pamphili, de Diego de Velázquez, por 2.780.000 euros. A pesar de las expectativas desatadas después de la aparición de esta obra del artista, desaparecida durante casi 300 años hasta que reapareció en Ámsterdam hace tres décadas, la puja no fue demasiado intensa. No se alcanzó siquiera el precio máximo estimado de 3,3 millones de euros. En el mismo lote, los compradores llegaron a pagar casi ocho millones de euros por una obra de Turner, otros ocho por una de Gainsborough, y más de cinco por un ribera.

La delegación de la casa de subastas Sotheby´s en Ámsterdam recibió el cuadro después de que resurgiera en el mercado durante los años ochenta, catalogado como un anónimo de la escuela holandesa. Solo a través de un minucioso proceso de investigación y certificación pudo asegurarse que se trataba de un Velázquez, pintado por el sevillano durante su segunda visita a Italia, entre 1649 y 1650.

Olimpia Pamphili era la cuñada (y según algunas versiones, la amante) del Papa Inocencio X, inmortalizado también por el artista. Fue un personaje poderoso, adorada por muchas mujeres del orbe católico que llegaron a instalarse de modo permanente ante las puertas de su palacio de la Piazza Navona, en Roma, para aclamarla cuando pasaba con su carruaje. Traumatizada por el intento de su padre de encerrarla en un convento, se conjuró el resto de su vida para evitar sufrir otro encierro bajo la tiranía de los hombres. Se preocupó especialmente por la suerte de las monjas y las prostitutas de aquella época en la capital italiana. Murió sola, a los 66 años, víctima de la peste bubónica.

«Muchos de los cardenales estaban horrorizados con ella. La llamaban ‘puta’ abiertamente y eran conscientes de que compartía el lecho con Inocencio X. Pero las mujeres la adoraban», contaba a la BBC la semana pasada Eleanor Herman, escritora e historiadora estadounidense, autora del libro Mistress of the Vatican (La amante del Vaticano).

El rastro del cuadro se perdió en 1724, la última vez que apareció documentado y registrado en la colección del Cardenal Pompeo Aldrovandi de Bolonia y Roma. Solo un sello de aduanas, casi borrado, en el reverso del viejo bastidor, certifica que la obra salió de Italia en 1911.

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