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Mahmood: “No quiero ser un símbolo político”

El italiano que se quedó a las puertas de ganar Eurovisión con el rap ‘Soldi’ intenta abrirse camino como fenómeno capaz de “unificar” Europa

Alessandro Mahmoud, más conocido simplemente como Mahmood, el artífice de Soldi, la canción que se quedó a las puertas de ganar Eurovisión, quedó segundo con el hit que fundó su morocco pop. Es de pocas palabras. Viste holgadas camisas que podrían pasar por hawaianas, lleva un robusto aro en la oreja izquierda y, aunque cansado, sonríe a menudo. Eso sí, no quiere ni oír hablar de política. Está harto de la polémica con [Matteo] Salvini, ministro del Interior de Italia. Al hombre que cree que Italia es el mejor aliado de Donald Trump en Europa no le pareció nada bien que Mahmood ganase el Festival de San Remo. “Habría preferido que ganase el otro”, dijo, y el mundo lo interpretó como lo que parecía ser, un ataque racista, algo que el chico desmiente.

“Se estaba refiriendo a la canción, no a mí”, dice Mahmood, en un casi perfecto español. “La prensa instrumentalizó su comentario”, le disculpa. Dice que incluso le llamó para felicitarle. “El tema está zanjado y en Italia ya se sabe que soy italiano al cien por cien”, dice el músico, milanés de madre italiana y padre egipcio. Con el fin de dar por zanjado el tema en España, evita hablar de ello e incluso pide que se dejen a un lado cuestiones como su orientación sexual que, por supuesto, nada tiene que ver con su música. “No quiero ser un símbolo político”.

Algo que admite que, por otro lado, es inevitable en el mundo del fenómeno global en el que aspira a militar. Su primer disco, Gioventù bruciata –título que lo mismo podría aludir a la película de James Dean Rebelde sin causa, que se llamó así en Italia, que a una “juventud quemada”–, salió a la venta en febrero, pero es ahora, después de Eurovisión, cuando Mahmood ha empezado a viajar por todo el mundo para intentar darle alas a su Soldi, un himno, añade, sobre “lo que el dinero puede hacerle a nuestra relación con los demás”, basado, como ya ha asegurado en múltiples ocasiones, en el divorcio de sus padres. Que esta tarde de junio esté en Barcelona tiene que ver con su intento de asalto mundial.

Le encanta Rosalía, sabe algo menos de Maluma, al que dice no haber escuchado lo suficiente. Respecto a Soldi, señala algo más. Que fue “una auténtica revolución” que se impusiera en un festival “tan clásico” como San Remo. “Es un signo de que los tiempos están cambiando”. ¿A qué se refiere? “San Remo es el templo de la canción clásica italiana, que ganase Soldi quiere decir que la gente necesita cosas nuevas, nuevos sonidos”, agrega. ¿Está cambiando, cree, el pop italiano? “Sí, hay una new wave en marcha, que tiene mucho de trap y de indie”. Y también de su morocco pop.

Un morocco pop que dejó claro, en Eurovisión, asegura que los jóvenes europeos están a favor de la unificación. “Que hasta un país como la República de San Marino que jamás había votado a Italia, me votase, significa que la música puede ayudar a la unificación, que puede estar por encima de todo”. ¿Y ha vuelto a ver a su padre? Este le abandonó cuando tenía cinco años y de él habla Soldi. “Sí, nos hemos visto, está muy orgulloso de mí”. Si su música debe tener un mensaje, este podría ser que «uno siempre debe honrar el lugar del que viene» y tratar de esquivar a tiempo la polémica política oportunista.

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