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Mágica confluencia de voces jóvenes

El trío de Draksler, Eldh y Lillinger se revela como una de las propuestas más interesantes y atractivas de la actualidad en Europa

Cuando a principios de los años 60 Bill Evans, Scott LaFaro y Paul Motian redefinieron el clásico trío de piano, contrabajo y batería en jazz, no fue solo por la amplitud o modernidad de su lenguaje, sino porque rompieron para siempre la idea de esa formación como una sección rítmica en la que contrabajo y batería eran, ante todo, sustento del pianista. A medida que el trío se reveló como un grupo en el que los tres instrumentos aportaban una voz principal, interactuaban con la misma libertad y construían democráticamente la música, el formato fue ganando valor y sus posibilidades expresivas se multiplicaron.

No tiene demasiado que ver la música de la pianista eslovena Kaja Draksler con la de Bill Evans, pero esta joya llamada Punkt.Vrt.Plastik da una nueva y portentosa vuelta de tuerca al lenguaje colectivo en el contexto del trío, y aunque la personalidad de Draksler es una de las más arrolladoras que ha tenido el piano en el jazz de los últimos años (no solo en Europa, sino en todo el planeta), este disco es un éxito compartido entre Draksler, el baterista alemán Christian Lillinger y el contrabajista sueco Petter Eldh. Los tres son grandes nombres de la actual escena europea, y tras su primer encuentro durante la legendaria convención de improvisadores October Meeting de 2016 en Amsterdam tuvieron claro que la confluencia de sus lenguajes tenía algo muy especial. Dice Eldh que «desde el principio sentimos que podíamos poner el listón muy alto en cuestión de riesgos a asumir, y aportar material desafiante que nos empujase a sitios interesantes», y esto representa muy bien lo que suena en el disco. Lo que hacen juntos es en todo momento música inesperada y vibrante, y hay un fuerte componente rítmico en cada uno de los instrumentos que hace que se genere un tejido musical enormemente sorprendente, con esa energía tan especial que solo surge cuando personalidades afines se encuentran.

Draksler lleva unos cuantos años desplegando numerosas ideas y una obra variada que la ha situado entre lo más interesante de la actualidad jazzística. Con solo 31 años ya ha grabado un puñado de discos muy remarcables en diferentes formatos: en solitario, a dúo con las también fabulosas Eve Risser y Susana Santos Silva o con su proyecto principal, que es su octeto (en The Lives of Many Others, To Pianos, This Love y Gledalec respectivamente, todos publicados por el sello Clean Feed). El grupo junto a Lillinger y Eldh es un campo de juegos enriquecedor y resfrescante para la pianista, y este es sin duda uno de los más grandes álbumes que ha dado el jazz en este 2018 que ya termina.

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