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Los españoles donaron por micromecenazgo 240 millones en 2016

El Ministerio de Cultura quiere que la nueva ley de protección de la cultura esté en el Congreso «antes de finalizar la legislatura»

En junio de 2018, el Museo Thyssen de Madrid puso en marcha una empresa arriesgada: restaurar La plaza de San Marcos en Venecia, una de la obras de Canaletto que posee, mediante una campaña de crowdfunding o financiación participativa, con el fin de hacer frente a los 35.000 euros que costaban los trabajos. Tras dividir el enorme cuadro en 1.000 fragmentos, pidió en su web que se apadrinara la restauración de cada uno de esos cuadrados al módico precio de 35 euros. “Pensábamos que las redes nos machacarían con frases como ‘que lo pague Tita”, explica Pepa Octavio de Toledo, responsable de Patrocinio y Mecenazgo de este museo. Sin embargo, la operación fue un éxito y se saldó con un superávit de casi 20.000 euros. Tras la experiencia con el canaletto en el Thyssen y “tras superar el miedo a que sea un fracaso”, ya preparan una segunda campaña de participación colectiva, según Octavio.

Los 601 donantes que compraron en apenas cuatro meses un pedacito de obra barroca se acogieron a las desgravaciones fiscales que contempla la Ley de Mecenazgo de 2002 que, desde su reforma de 2014, establece unos beneficios del 75% en la cuota integra del IRPF para todo aquel que ejerciera una acción de micromecenazgo con donaciones inferiores a 150 euros. “En 2016, los primeros datos aportados por Hacienda fueron de 3,1 millones de donantes, que aportaron 240 millones de euros», explicó ayer jueves Adriana Moscoso del Prado, directora general de Industrias Culturales y Cooperación del Ministerio de Cultura y Deporte, durante la jornada Patrimonio cultural y mecenazgo que se desarrolló en el Macba.

“Cuando se modificó la Ley de Mecenazgo en 2014 para recoger el micromecenazgo se estimó que la cifra ideal de donantes para 2016 sería de tres millones, y se ha superado, demostrando que hay una gran cantidad de personas interesadas en participar», siguió Moscoso, que trabaja en una nueva ley para, al menos, «presentarla en el Congreso de los Diputados antes de que acabe la legislatura». El ministro José Guirao, durante la presentación de los Presupuestos de Cultura para 2019, también anunció un nuevo impulso, elevando el límite de la deducción del 10% al 15% de la base liquidable en el IRPF, con un límite máximo de 50.000 euros.

“El mecenazgo no es un tema de élite. Todo el mundo puede participar y ayudar a intervenir en el patrimonio que tiene cerca y le importa. Todos podemos ser mecenas, con independencia de la capacidad adquisitiva de cada uno”, defendió Moscoso, que aseguró que desde la Unidad de Cultura y Mecenazgo que dirige hará todo lo posible para dar a conocer estas medidas fiscales que permite la ley. “La Ley de Mecenazgo que tenemos es mejorable, pero la actual está razonablemente bien y hay que darla a conocer y aprovechar todas sus oportunidades”, prosiguió Moscoso, convencida de que hay que hacer una mayor labor pedagógica: “El mecenazgo ha llegado a nuestras vidas para quedarse, ya que las políticas culturales del futuro, sin la colaboración entre el sector privado y público, son imposibles”.

En esta jornada en el Macba se abordaron ejemplos de esta colaboración pública-privada como la de la Fundación Macba, que en 30 años de actividad ha adquirido casi 6.000 obras para el museo; la Fundación Barrié, que ha aportado 11 millones para restaurar la catedral de Santiago, seis para intervenir en el Pórtico de la Gloria; o los proyectos para difundir la danza española a partir de un libro o un videojuego llevados a cabo por el Ballet Nacional de España. También sirvió el encuentro para conocer cómo tras la nueva ley de mecenazgo en Francia se ha pasado de 2.000 empresas que lo ejercían a 68.000, explicó Robert Fohr, jefe de la Mission du Mécénat de París.

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