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Los carteles sudamericanos se asientan en el Magreb

La Unión Europea y Estados Unidos han aumentado los efectivos policiales en Marruecos destinados a combatir el narcotráfico

Los carteles de la droga sudamericanos se han hecho un hueco en el Magreb. En países como Argelia y Marruecos, donde es muy difícil dar un paso sin que los servicios de seguridad sean debidamente informados, el negocio de la cocaína ha encontrando una vía de entrada. Argelia batió su récord de incautaciones en mayo, con 750 kilos de cocaína en un barco que partió de Brasil y pasó por España. El caso está salpicando a las principales instituciones del Estado argelino. En Marruecos, la policía se incautó el 8 de diciembre de una tonelada de cocaína escondida en un camión en la localidad de El Jadida. Venía de Sudamérica y su destino era Europa.

Ocho días después, la Oficina Central de Investigaciones Judiciales (BCIJ, por sus siglas en francés), conocido como el FBI marroquí, localizó en la localidad sahariana de Boujdour, en las proximidades de Dajla, a cien kilómetros de El Aaiún, una granja donde se estaba construyendo una pista de aterrizaje para aviones del narcotráfico provenientes de Sudamérica con destino a Europa. El objetivo de los procesados era crear una especie de puente aéreo entre países productores y distribuidores. Entre los 17 detenidos en la operación se encuentran dos miembros de la Marina Real, tres gendarmes y tres colombianos.

Una persona cercana a la lucha contra el tráfico de droga en Marruecos, y que exige el anonimato, sostiene que ha habido en el último año un incremento de narcotráfico proveniente de Sudamérica. La misma fuente señala que tanto Estados Unidos como los principales países de la Unión Europea han aumentado “de forma significativa” el número de especialistas en lucha contra el narcotráfico destinados en Marruecos.

La posible causa que baraja este especialista para explicar el incremento del narcotráfico en el Magreb es la presencia del Ejército estadounidense en la frontera con México, impulsada por el presidente Donald Trump. Otro investigador europeo que también habla con la condición del anonimato indica: “Los carteles sudamericanos llevan muchos años usando África como portaviones para enviar su mercancía hacia Europa, no es algo nuevo. Pero es cierto que la actividad ha aumentado en los últimos años. También la policía marroquí se ha ido especializando en la lucha contra la cocaína”.

En 2016 Marruecos ya decomisó una tonelada y media, una cifra jamás alcanzada hasta entonces. Al año siguiente, en octubre de 2017, Marruecos volvió a batir su récord con el decomiso de 2,5 toneladas de cocaína encontradas en dos granjas situadas en el oeste del país, en la región de Sjirat. La cifra distaba mucho del récord histórico de 23 toneladas capturadas en México en 2007 o las 18 toneladas descubiertas el pasado noviembre en Florida, con un valor estimado en la calle de 440 millones de euros. Pero no queda tan lejos de las 5,5 toneladas aprehendidas en 2017 a bordo de un barco en Ecuador con destino a España.

El picoteo de aprehensiones se extiende a Argelia y Mauritania. No son cifras que llamen la atención de la prensa internacional, pero resulta llamativa la constancia con la que los carteles sudamericanos percuten en el Magreb. En febrero de 2016 las autoridades mauritanas se hicieron con dos toneladas de cocaína en un asentamiento turístico situado en la costa atlántica, a 200 kilómetros de la capital. Seis meses después localizaron una tonelada de cocaína en el puerto de Nuadibú, próximo al Sáhara Occidental.

De nuevo en Marruecos, el pasado febrero la policía decomisó más de media tonelada de cocaína, 541 kilos, en el puerto de Casablanca. Y en mayo, la policía argelina decomisó en Orán su mayor alijo hasta la fecha, 701 kilos de cocaína escondidos en un buque mercante que transportaba carne congelada desde Brasil y que había atracado tres días antes en Valencia. Los aduaneros argelinos fueron alertados por sus colegas de España.

La incautación salpicó a varias personalidades de la Justicia, del Ejército, la Gendarmería y la política. El principal acusado es el promotor inmobiliario argelino Kamel Chikhi, conocido como Kamel el Carnicero. Este empresario tenía la costumbre de filmar y grabar a sus cómplices para cubrirse las espaldas. Así que al ser detenido han ido saliendo a la luz sus encuentros con jueces, procuradores y algunos hijos de políticos. El caso se encuentra aún en periodo de investigación en un tribunal de Argel, aunque no faltan las filtraciones a la prensa. De momento, 11 magistrados han sido suspendidos de sus puestos y están inculpados, entre otros, el hijo del antiguo primer ministro Abdelmadjid Tebboune y el chófer personal de Abdelghani Hamel, jefe de la policía, quien fue destituido un mes después de incautada la cocaína.

El sitio digital argelino de mayor difusión, TSA, se preguntaba en junio: “Si la lucha contra el tráfico de estupefacientes se ha intensificado en los últimos años, ¿cómo explicar que las cantidades de droga que entran en el país sean cada vez más importantes?

En Marruecos nadie se hace hasta el momento ese género de preguntas. Ni ha trascendido el nombre de ningún personaje equivalente a Kamel el Carnicero, ni se ha encarcelado a ningún militar o gendarme de alto rango. Pero el goteo de incautaciones no cesa.

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