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Laura Nicholls: «No hay nada como ganar con la selección de tu país»

Laura Nicholls posa para ABC a su llegada al aeropuerto – Selección española

La jugadora de España repasa para ABC las emociones vividas en un Eurobasket muy complicado para ella

Cojea Laura Nicholls (Santander, 1989), magullada aún por las heridas sufridas en el Eurobasket, donde ha jugado desde cuartos con un fuerte esguince en el tobillo. Una lesión que habría apartado del campeonato a cualquiera, pero no a la jugadora de la selección, que sumó el domingo su novena medalla con la selección.

¿Cómo fue la fiesta en Belgrado?

Estuvo bien, pero no se ha acabado. Sigue viva. No como una fiesta en sí, sino como el disfrute del trabajo bien hecho. A mí, por lo menos, me dura mucho tiempo la alegría. Hay gente que piensa que cuando recibes la medalla es cuando más te gusta y más la disfrutas, pero no. En mi caso, cuanto más pasa el tiempo, más feliz soy. De hecho, hay veces que estando de vacaciones me viene a la cabeza algún momento del campeonato y me sale una sonrisa sin saber por qué y es lo mejor.

Habla de dejar pasar el tiempo, ¿cree que para entender lo que supone este ciclo glorioso de la selección hay que hacer precisamente eso?

Sí, yo creo que sí. Que tendrán que pasar muchos años para que se dé valor realmente a lo que estamos consiguiendo. Llevamos siete veranos seguidos subiendo al podio. Puede parecer fácil, pero no lo es. Quizá cuesta verlo, porque estamos en pleno camino, y puede que no nos hayamos parado a asimilar lo que ha pasado de verdad en estos años. Porque disfrutamos poco y pensamos siempre en el siguiente reto. En lo que viene. Tendrán que salirme algunas canas para que nos demos cuenta de que hemos, o estamos, escribiendo un renglón de la historia del baloncesto español.

¿Y de quién se acuerda Laura Nicholls cuando sube al podio?

De mi abuela. Tuve la suerte de criarme con ella. Fueron muchos años juntas y me acuerdo siempre de ella. Recuerdo que me decía que hiciera lo que quisiera, pero que intentara ser la mejor y pasarlo bien. Mi abuela siempre está en mi recuerdo cuando gano algo o me voy lejos de casa a jugar en algún equipo. En esos malos momentos, me acuerdo de ella, porque siempre me decía que después de las dificultades siempre llega la recompensa.

¿A qué sabe este oro comparado con el resto de medallas?

«Ante Rusia pensé que me había roto el tobillo, pero no iba a parar por eso. Este oro sabe a sufrimiento»

Pues mire, ha sido una concentración complicada, en la que parecía que no terminábamos nunca de arrancar. Yo creo que esto ha sido la guinda del pastel. Aunque llevamos años diciéndolo, creo que por muchos factores -la baja de Alba Torrens por ejemplo-, este puede haber sido el triunfo más representativo de lo que somos. Ha sido el triunfo de la cohesión del grupo. Del colectivo. Porque ha habido partidos difíciles que sin esa fuerza de todas no lo habríamos sacado adelante, como el de Serbia. A mí este oro me sabe a sufrimiento, porque lo hemos pasado muy mal.

¿Lo colocaría arriba del todo en el ránking de todas estas medallas?

Creo que es un error comparar los éxitos que hemos conseguido estos años. Todas las medallas son especiales y todas tienen su valor y su aprendizaje. No se pueden comparar, porque la Laura Nicholls que ganó el domingo no es la misma que lo hizo en 2013. Soy una persona distinta que ha ido evolucionando con los años y que antes valoraba unas cosas y ahora otras. Sí es cierto que este oro esconde una relevancia que no tienen las demás, porque es histórico. Hacía 28 años que nadie revalidaba un título europeo y nosotras lo hemos conseguido. Eso es algo que queda para siempre. A partir de ahora se va a decir que somos las últimas que hemos revalidado un título continental. Es un oro que es historia del baloncesto europeo.

¿Y aquella Laura Nicholls de 2009 habría jugado las semifinales y la final con una lesión en el tobillo como ha hecho en Belgrado 2019?

Habría jugado, seguro. Desde pequeña soy bastante cabezona y cuando me propongo algo me da igual lo empinada que esté la cuesta porque estoy convencida de que acabaré subiéndola. En 2009 no tenía la madurez que tengo ahora, y seguro que habría jugado igual, pero no con la tranquilidad que lo he hecho en Belgrado.

¿Ha sido el torneo más duro para usted en lo personal?

Sí, porque se han juntado varias cosas. El día que me lesioné contra Rusia, en cuartos, pensé que me había roto el tobillo. Me dolía muchísimo, y aún me duele. Luego empecé con un proceso vírico, con fiebre…, pero eso no me iba a hacer parar. No soy de las que se vienen abajo. Al revés. Son cosas que pasan y no por eso iba a dejar tiradas a mis compañeras, que son mis amigas de toda la vida muchas de ellas.

«¿Lágrimas en el podio? En ese momento tienes el corazón en un puño. Se me juntó todo ahí y estallé»

Lloraba el otro día cuando sonaba el himno nacional, ¿de dónde brota esa emoción?

De muchas partes. Al final, cuando la gente nos ve jugar por la televisión no aprecia la historia que tenemos detrás. Las veces que nos hemos tropezado durante la temporada, las vicisitudes que supera cada una de nosotras. A mí se me juntó todo ahí y estallé un poco. Me acordaba de este año cuando llegué a Rusia y me lesioné nada más aterrizar. Una lesión muy dolorosa en un nervio que me ha hecho jugar durante gran parte de la temporada con el pie dormido. Cuando te sobrepones a todo ello y llegas aquí y salen las cosas como quieres, es como un descanso. Como una misión cumplida. Saber que no te has rendido. También influye que aquí jugamos como un equipo de amigas y cuando quieres tanto a la gente que tienes cerca los sentimientos son más fuertes. El corazón lo tienes en un puño y claro que te salen las lágrimas.

Cuál es el mensaje que más le ha emocionado?

Pues ha habido muchos, porque creo que este equipo tiene una conexión especial con la gente. El mejor cumplido que nos han hecho estos días es que se nota que somos buenas personas. Que nos sacrificamos una por la otra. Que respetamos el juego y a las rivales. Si luego eso nos da para ganar medallas, pues mejor que mejor.

¿Es distinto ganar un título con la selección que con tu club?

¡Cómo no va a serlo si con alguna de estas chicas llevo jugando desde los 13 años! Con Alba, que no estaba esta vez, empecé a jugar siendo una niña. Con Laia Palau igual, que estaba ahí cuando llegué a la selección. Claro que tiene un sabor especial. Con un equipo es bonito, porque valoras otras cosas, pero nada como ganar un título con la selección de tu país.

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