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‘La Voz Senior’ y la ignorancia

¿A cuál de nuestros veteranos cantantes les tocará en suerte este próximo miércoles ser humillado por el distinguido jurado del programa de Antena 3?

¿A cuál de nuestros veteranos cantantes les tocará en suerte este próximo miércoles ser humillado por el distinguido jurado del programa La Voz Senior en Antena 3? ¿Con cual de nuestros ilustres intérpretes, instrumentistas o compositores, volverán los coaches a demostrarnos una vez más su colosal ignorancia con respecto a algunas de las páginas más brillantes de la canción popular española?

Lamentablemente, estas son algunas de las cuestiones que muchos espectadores nos hacemos, sintiendo un poco de vergüenza ajena, cada miércoles al sintonizar el programa, una secuela que este año le nació al conocido talent show con participantes mayores de 60 años. Emitidos las cuatro primeras edicones, levantemos acta de algunos de los artistas damnificados hasta el momento.

El primero de ellos, José María Guzmán, fue uno de los músicos más respetados dentro de la profesión y sigue en activo editando con regularidad, estupendos y muy recomendables trabajos. Guzmán apareció en el programa cantando Señora azul, sin que ninguno de los coaches se olieran ni por un segundo que estaban ante uno de los más grandes cantantes de este país. Junto con Rodrigo García y los hermanos José y Manuel Martín, Guzmán escribió canciones tan memorables como Por las calles del viejo París, o Linda prima bajo el nombre de Solera. Luego formó parte de CRAG (Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán: ahí se reunió con tres de los mejores músicos de la época), y, juntos, firmaron Sólo pienso en ti. En los años ochenta formó Cadillac, con los que terminará editando hasta cuatro álbumes y despachando éxitos tan reconocibles en las radiofórmulas de los ochenta como Perdí mi oportunidad, Pensando en ti, Trapos sucios o Valentino.

Otra de las grandes voces no detectadas por el distinguido jurado de La Voz Senior: Maruja Garrido, una de las gargantas míticas de la rumba catalana. En este caso, ninguno de los coaches volvió el sillón: se mostraron completamente sordos ante el duende, la grandeza y la originalidad de una singular intérprete considerada por los amantes del género como una auténtica fuerza de la naturaleza.

Gitana de la localidad Caravaca de la Cruz,  Garrido se había instalado en los años sesenta en Barcelona donde grabaría discos legendarios y sería musa del mismísimo Salvador Dalí, que la llegó a presentar en su día en el Olympia de París. Admirada por artistas tan diversas como Lola Flores, Estrella Morente, Rosario, María Jiménez o Rosalía, en la actualidad y con 73 años, vive más o menos retirada, aunque de vez en cuando siga grabando esporádicamente en proyectos más minoritarios como Rumbacalí, un disco producido por Sicus de Sabor de Gracia, en el que coincidía haciendo algún dueto con otro rumbero histórico de la época dorada del nacimiento de la rumba catalana como es Chacho. Esperemos que el Chacho no asome por el programa.

Al igual que con Maruja Garrido, tampoco se dignarían volverse con Gonzalo Benavides, otro de los cantantes melódicos de más éxito a finales de los años setenta y durante gran parte de los ochenta, intérprete de canciones tan difundidas en su día como Bellísimo, Te quiero, Soy como tú (canción que también promocionaría uno de los capítulos de Verano azul), Gigante de papel o ¿Quién piensa en mí?.

Gonzalo Benavides también desarrollaría en los noventa una exitosa carrera como productor involucrándose en el lanzamiento de carreras con tanta repercusión como las que desarrollarían Ella Baila Sola, Tontxu, o Javier Álvarez, en los tiempos del resurgimiento de la canción de autor, o del grupo Guaraná, el único nombre, por cierto, que parecía sonarle a uno de los coaches, el ínclito David Bisbal, que en el propio plató del programa se lanzaría a interpretar a dueto con el invitado una comprometida versión a capella del tema En la casa de Inés, que rematarían con un inesperado gallo y que por supuesto no llegaba como una agasajo al productor, recién despachado del programa por la puerta de atrás, sino más bien como homenaje autobiográfico a sus años de insigne cantante verbenero.

El tenor Ignacio Encinas, que a lo largo de su carrera ha pisado con éxito escenarios de medio mundo (España, Francia, Italia, Alemania, Noruega o Japón) compaginando dispares papeles de zarzuela y ópera, o el histórico cantante y guitarrista Frank Mercader, con medio siglo a sus espaldas en los escenarios acompañando a un larguísima lista de artistas entre los que podríamos citar a Los Salvajes, Mustang, Peret Micky, Jeanette, Iceberg, Miguel Bosé o Laura Pausini, además de dirigir durante nueve años la orquesta de la Banda de Buenafuente en televisión, son los últimos maestros sometidos al peliagudo examen de estos atrevidos alumnos que forman el jurado de La voz senior, incapaces de distinguir los trinos de un vulgar aficionado al karaoke de las gargantas más legendarias y consagradas de nuestra música.

«Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor / ignorante, sabio, chorro, generoso o estafador / Todo es igual, nada es mejor / lo mismo un burro que un gran profesor» dice un viejo tango de Discépolo, definiendo el siglo XX. Sospecho, que el mismo, que tampoco estoy seguro reconocerían los coaches del programa ni en la voz original de Julio Sosa ni tal vez en la copia de Julio Iglesias, podría definir con bastante exactitud algunos de los más exitosos programas de talent shows que cada temporada invaden nuestras televisiones, todo un síntoma por otra parte del desinterés y la nefasta cultura musical que nuestras televisiones imparten sin complejo alguno en la actualidad precisamente en horarios de máxima audiencia.

Juan Mari Montes es escritor, periodista y letrista de artistas como Cómplices, Loquillo o Ana Belén.

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