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La OEA cifra el éxodo venezolano en 5.000 migrantes diarios durante 2018

La organización calcula que 3.4 millones de venezolanos habían dejado su país desde 2015 por la escasez de alimentos, la violencia y la situación de violencia

Venezuela atraviesa una crisis de emigrantes y refugiados «sin precedentes en la región”, según un informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) publicado este viernes en Washington. “El año 2018 culminó con al menos 3,4 millones de venezolanos, más del 10% de la población del país, que han huido a diferentes destinos en Latinoamérica y el Caribe”, señala el informe. Son cerca de 5.000 personas al día que abandonan Venezuela “en condiciones de alta vulnerabilidad”. El informe prevé más de cinco millones de refugiados para el final de 2019 y desde que en 2015 se agudizó la crisis humanitaria en el país. Se trataría de un éxodo de una magnitud equiparable a las crisis en países víctimas de conflictos armados como Siria y Afganistán.

La organización internacional panamericanista, creada en 1948 y cuyo secretario general es Luis Almagro, un vocal opositor al régimen de Nicolás Maduro, calcula que 5.000 personas huyen cada día de la violencia, la escasez de alimentos y medicinas, la hiperinflación y la crisis política de la nación sudamericana. El informe, realizado por un grupo de trabajo coordinado por el opositor David Smolansky e integrado por cuatro expertos independientes, afirma que la situación de los desplazados podría superar los cinco millones de personas para finales de 2019.

«Sin cambios significativos que puedan revertir la crisis económica, política y social en Venezuela, el número total de migrantes y refugiados podría llegar a estar entre los 5,39 y los 5,75 millones a finales de 2019», ha asegurado Almagro en la presentación del informe. Esta cifra de emigrantes venezolanos en el extranjero podría colocarse entre los 7,5 millones y los 8,2 millones para 2020, según las estimaciones contenidas en el documento. Superaría, así, el número de desplazados por la guerra en Siria, que alcanzó los 6,3 millones de personas entre 2011 y 2017.

El principal destino de los emigrantes venezolanos es Colombia, donde han acudido 1,2 millones de desplazados. La zona fronteriza entre los dos países, sobre todo la ciudad de Cúcuta, ha sido escenario de la tensión entre los gobiernos de Iván Duque y el régimen de Maduro por el almacenamiento de la ayuda humanitaria que Juan Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional reconocido como mandatario interino por más de 50 Gobiernos, pretendía recibir de otras naciones latinoamericanas. El segundo destino es Perú (700.000 venezolanos), y después están Chile (266.000), Ecuador (250.000) y Argentina (150.000).

Brasil también ha acogido a 100.000 venezolanos. A finales de febrero, se intensificaron los cruces en la zona de la frontera común hacia la región brasileña de Pacaraima. Un total de 600.000 desplazados venezolanos, según el informe, residen actualmente en Estados Unidos. Los opositores aseguran estar negociando con el Congreso estadounidense la aprobación del estatus de protección temporal para por lo menos 74.000 personas que han solicitado asilo o refugio.

Smolansky, exalcalde del municipio caraqueño de El Hatillo, considera que el éxodo es provocado por la «falta de comida y medicinas, la violencia generalizada, el colapso económico… y la violación masiva y sistemática de los derechos humanos». El coordinador del trabajo afirmó que la hiperinflación sufrida por la nación sudamericana, que alcanzó en 2018 el 1.300% ha ahogado económicamente a muchas familias.

La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) también ha presentado este viernes datos sobre el éxodo de Venezuela, que también atribuye a la crisis económica. En los últimos cuatro años —es decir, entre las protestas contra el gobierno de Nicolás Maduro de 2014 y tras su reelección en 2018—, pidieron asilo en el extranjero 414.000 venezolanos; de ellos, 248.000 lo hizo en 2018, según los datos de la ONU. Un porcentaje pequeño del total de emigrados del país, pero indicativo.

La organización, en un comunicado, explica este súbito repunte mirando la economía. La moneda venezolana se infla a un ritmo de dos millones por ciento al año y el salario mínimo ha caído a los seis dólares mensuales. Esta degradación ha alterado el perfil del venezolano que deja su hogar. Ya no son ricos molestos por la falta de crecimientos del país; ahora son los desfavorecidos, asfixiados por la pobreza y la falta de cambio en el horizonte. Los ricos dejaron Venezuela como estudiantes o con visados de trabajo a países como Estados Unidos y España.

Los que piden asilo suelen ser, sin embargo, aquellos que no tienen dinero para afrontar los costes de emigrar y que, visto cómo está el país, difícilmente lo van a reunir. Los países a los que aspiran a ir también cambian. Según ACNUR, dos tercios los los 414.000 han solicitado quedarse en América Latina, principalmente en Colombia —que tiene más de 2.000 kilómetros de frontera con Venezuela— Argentina o Brasil.

Los datos de la ONU alcanzan hasta finales de 2018. Cubren, por tanto, el recrudecimiento de la crisis política provocado por la reelección en mayo de Maduro como presidente. Pero no alcanzan al estallido que supuso la proclamación en enero de Juan Guaidó como presidente interino ni los cinco días de protestas y represión que siguieron, del 21 al 25 de aquel mes, que se saldaron con docenas de muertes y 900 detenciones.

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