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Kosovo se dota de Ejército y desata la tensión en los Balcanes

La UE, la ONU y la OTAN cuestionan la oportunidad de la decisión de Pristina, que cuenta con el apoyo de Estados Unidos

El Parlamento de Kosovo ha dado un firme paso al frente para consolidar la soberanía del pequeño país balcánico —una antigua provincia autónoma yugoslava que declaró unilateralmente su independencia de Serbia en 2008— con un Ejército propio. Con el decidido respaldo de EEUU, cada vez más proactivo en cuestiones de seguridad en los Balcanes, el movimiento de Pristina ha tensado el precario equilibrio con Belgrado, crispado en noviembre con la imposición de controles aduaneros a productos serbios, y amenaza con derivar en un enfrentamiento abierto entre los dos países tras un intento frustrado, el verano pasado, de resolver sus diferencias mediante una nueva demarcación fronteriza. La UE, la ONU y la OTAN han lamentado la decisión de Pristina por inoportuna, mientras Washington se felicitaba por “esta contribución a la paz y la seguridad en la región”.

Con la ausencia de los 13 diputados de la minoría serbia, los 107 legisladores restantes aprobaron este viernes sendos proyectos de ley para ampliar el mandato y composición de la actual Fuerza de Seguridad de Kovoso (KSF, en sus siglas inglesas), con unos 2.500 efectivos, hasta 5.000, más 3.000 reservistas, así como crear un Ministerio de Defensa. Mientras el norte de Mitrovica, símbolo de la división entre las dos comunidades, se llenaba de banderas serbias, el sur de la ciudad y el resto de Kosovo se convertía en un flamear de enseñas estadounidenses. En el norte de la antigua provincia autónoma viven alrededor de 100.000 serbios, de una población de 1,8 millones de personas.

“Tras dos décadas de duro trabajo, culminamos por fin el proceso de construcción de un Estado”, manifestó el viernes en la red social Facebook el presidente kosovar, Hashim Thaci, antiguo comandante de la guerrilla albanokosovar alzada en armas contra Belgrado, que subrayó que el nuevo Ejército estará al servicio de todos, con independencia de su pertenencia étnica.

La transformación de la KSF, entrenada por EEUU y dedicada a tareas de protección civil, en un Ejército con capacidad de combate suscitó una reacción airada en Belgrado, que no reconoce la independencia de su antigua provincia y que solicitó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, celebrada el viernes a puerta cerrada y a la que podría seguir, a petición de Rusia —principal aliado de Serbia—, otra pública esta semana. “Es una amenaza directa a la paz y la estabilidad en la región”, señaló el Ejecutivo serbio, mientras dejaba abierta la posibilidad de una intervención armada —“es una de las opciones sobre la mesa”, dijo la primera ministra, Ana Brnabic— y el refuerzo militar de la frontera entre los dos países. El Ejército serbio se compone de unos 30.000 efectivos.

El movimiento de Pristina también generó preocupación en Bruselas y la ONU, que apelaron a la contención, y también en la Alianza Atlántica, donde Kosovo, una vez solventado el problema de su reconocimiento internacional —sólo admiten su independencia unos 115 países—, aspira a ingresar. “El trabajo duro de los hombres y mujeres de Kosovo finalmente ha sido recompensado: a partir de hoy, tenemos oficialmente un Ejército que va a servir a todos nuestros ciudadanos. Esperamos trabajar aún más para unirnos a nuestros aliados en la familia NATO (siglas inglesas de la OTAN)”, tuiteó el viernes Enver Hoxhaj, viceprimer ministro de Kosovo y antiguo titular de Exteriores.

La OTAN mantiene en Kosovo una fuerza internacional (KFOR, en sus siglas inglesas) desde que terminó la cruenta guerra de secesión contra Serbia en 1998-99, que se saldó con 13.000 muertos y miles de desplazados, y a la que puso fin precisamente una campaña de bombardeos de 78 días de la Alianza que alcanzó objetivos en la capital serbia.

En la base de Istog (o Istok, en serbio), al noroeste de Kosovo, que sirvió de cuartel general a las tropas españolas desplegadas tras la contienda, viene preparándose desde hace años el germen del futuro Ejército kosovar, aunque su declaración estaba pendiente de una revisión Constitucional en la que ayer incidió Bruselas. “El mandato de la KSF sólo puede cambiarse mediante un proceso gradual e incluyente de acuerdo con la Constitución de Kosovo”, subrayó Bruselas.

Con su firme apoyo a Kosovo, EEUU subraya su decidida apuesta por una política de seguridad crecientemente proactiva en los Balcanes, por ejemplo en Albania, donde remodelará una antigua base militar, y en Grecia, con quien acaba de inaugurar un “diálogo estratégico” para reforzar la cooperación militar en la península y en el mar Egeo, con planes de apertura de bases. En los Balcanes Washington trata de contrarrestar la influencia rusa, pero también la amenaza geoestratégica que para Occidente supone la triunfal entrada de China en el Viejo Continente a través de la Nueva Ruta de la Seda.

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