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Juncker supedita la prórroga corta del Brexit a la aprobación del acuerdo de salida antes del 12 de abril

Si cumplen las condiciones, la nueva fecha se fijará para el 22 de mayo

La oferta de Juncker llega un día después de que la primera ministra británica, Theresa May, anunciase su intención de solicitar un nuevo aplazamiento del Brexit para buscar un pacto con la oposición laborista que permita aprobar el acuerdo de salida, rechazado ya tres veces por amplía mayoría en la Cámara de los Comunes.

«Tras escuchar a May, creo que disponemos de unos días más», ha señalado Juncker. El presidente de la Comisión todavía confía en que la primera ministra logre sacar adelante el acuerdo de salida pactado con los 27 socios de la UE el pasado 25 de noviembre. «Después de lo que he visto en los últimos días en Westminster, estoy más convencido que nunca de que ese acuerdo es el camino a seguir», ha asegurado Juncker.

La condición fijada por el presidente de la Comisión para la prórroga que desea May recorta drásticamente el margen de maniobra temporal para que la primera ministra alcance un acuerdo con el líder de los laboristas, Jeremy Corbyn.

Tras dos años prácticamente de espaldas, el Gobierno ha esperado hasta esta semana para iniciar los contactos con la oposición en serio. Si no logran antes del día 12 pactar una mayoría parlamentaria para sellar el Brexit, Londres podría verse abocado a elegir entre un Brexit brutal o una prórroga muy larga sujeta a estrictas condiciones y con riesgo de postergar indefinidamente la salida del club europeo.

La cumbre europea del pasado 21 de marzo ofreció a Londres la posibilidad de una prórroga hasta el 22 de mayo si el acuerdo de salida se aprobaba antes del 29 de marzo, la fecha prevista inicialmente para consumar el Brexit. En caso contrario, el Consejo Europeo fijó la medianoche del 12 de abril como la fecha en que el Reino Unido se convertiría en un país tercero con o sin acuerdo.

El próximo miércoles, 10 de abril, la Unión Europea tiene previsto celebrar una cumbre extraordinaria en la que podría llegar el veredicto final sobre el Brexit. Francia ha advertido que no está dispuesta a prolongar indefinidamente el proceso de salida y que, si no hay perspectiva de acuerdo, prefiere afrontar el Brexit sin acuerdo en la noche del 12 de abril.

Alemania, en cambio, prefiere mantener abiertas todas las posibilidades. Berlín incluso podría aceptar un prórroga muy larga (de 9 a 21 meses) que permitiese al Reino Unido resolver su grave crisis interna e, incluso, replantearse el histórico paso de abandonar el club comunitario, al que pertenece desde 1973. Pero la falta de consenso en Londres ha reforzado la posición dura de París y la Comisión Europea cree que «la posibilidad de una salida sin acuerdo es cada vez más probable».

La perspectiva de un Brexit brutal y desordenado asusta a ambas partes, pero todos los análisis coinciden en que para el Reino Unido resultaría mucho más desvastadora. Bruselas confía en que la proximidad del abismo convenza a la clase política británica de la necesidad de apoyar el acuerdo de salida.

«Hablen unos con otros, y pongan a su país por delante de sus partidos políticos», ha urgido el eurodiputado alemán, Elmark Brok, en nombre del Partido Popular Europeo (PPE) durante el debate sobre el Brexit en el pleno del Parlamento Europeo. En nombre del grupo socialista (S&D), el eurodiputado italiano, Roberto Gualtieri, ha lamentado que el Gobierno de May y la oposición laborista hayan necesitado tres votos en contra del acuerdo y dos rondas negativas de votos indicativos para sentarse a negociar. «Pero más vale tarde que nunca», ha señalado Gualtieri.

Jacqueline Foster eurodiputada del grupo de los conservadores británicos (ECR), ha intentado culpar al líder laborista, Jeremy Corbyn, del bloqueo del Brexit en Londres. Una acusación que ha provocado el sarcasmo incluso de grupos ajenos al laborismo, como los liberales de Guy Verhofstadt. «El problema está dentro de los conservadores», ha sentenciado Verhofstadt.

El debate en el Parlamento europeo ha sido bronco, con varias intervenciones que han llamado la atención por expresiones ofensivas y ataques cruzados entre euroescépticos y europeístas.” Enhorabuena Sr Juncker y Sr Barnier. Han logrado lo que no consiguieron Felipe II, ni Napoleón ni Hitler. Poner de rodillas al Reino Unido», señaló el eurodiputado euroescéptico (UKiP), Gerard Batten. Su intervención provocó las iras de otros eurodiputados británicos, partidarios de seguir en la UE. La bronca dejó claro que tanto en Bruselas como en Londres el conflicto es entre británicos y no entre Reino Unido y Europa.

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