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El tiempo de los bolsillos descosidos

Un inocente ha sido liberado, pero los culpables del delito contra el periodista ruso Iván Golunov no han sido castigados

Las autoridades rusas han liberado a un inocente, pero la alegría por la retirada de los cargos por tráfico de drogas contra Iván Golunov no debe eclipsar la perspectiva fría sobre este caso sin precedentes desde que Vladímir Putin llegó al poder en el año 2000.

Las razones por las que el Ministerio del Interior ruso ha dado marcha atrás son seguramente más de una. Sin duda, ha desempeñado un papel la resistencia de los periodistas y también ha contribuido que parte de los que se han plantado para decir basta son habitualmente cómodos pregoneros de la posición del Kremlin, temerosos ahora de que la represión pueda afectarlos también a ellos. En la lista de posibles motivos para la liberación están los sondeos que revelan la caída de la popularidad de Putin y el miedo a que el malestar de una parte de la sociedad echara a perder la fiesta del 12 de junio, el día de Rusia. De forma preventiva, el Kremlin ya había eliminado al molesto cantante Andréi Makarévich y el grupo Mashina Vrémeni de la lista de participantes en el concierto de gala de la plaza Roja, pero quedaba la manifestación de protesta, a la que se apuntaron más 20.000 personas, sin esperar permiso alguno. Y además, estaban las preguntas incómodas sobre Golunov para el programa televisivo Línea directa, en el que Putin conversará con la ciudadanía el 20 de junio.

Un inocente ha sido liberado, pero los culpables del delito contra él no han sido castigados. Cabe preguntarse si los dirigentes rusos quieren o pueden realmente juzgar a quienes montan juicios falsos con pruebas falsas. No basta con que los quiten de en medio como ha hecho el ministro del Interior, Igor Kolokolzev, quien ha dicho que solicitará a Putin el cese del responsable del Ministerio del Interior en Moscú y de otro general a cargo de la lucha contra el tráfico de drogas.

La liberación de Golunov, en buena lógica, lleva a la necesidad de reabrir e investigar otros casos semejantes donde la recolección de pruebas ha sido chapucera y más que dudosa, como el de Oiub Titiev, el jefe de Memorial en Chechenia, que fue liberado el martes porque había cumplido un tercio de su condena. Estas son las conclusiones reales a las que debería llevar la liberación de Golunov. De lo contrario, la policía podrá seguir actuando en función de los intereses de los poderosos para intimidar a periodistas, disidentes, protestones y otros personajes molestos.

Svetlana Gánnushkina, activista de la organización de derechos humanos Memorial y autora del informe ¿Por qué los ciudadanos de Rusia piden asilo en Europa?, dice que hubo un tiempo en que los ciudadanos rusos de origen checheno, hostigados con acusaciones falsas de posesión de narcóticos, se cosían los bolsillos para que los policías no les echaran estupefacientes. El tiempo de los bolsillos descosidos no ha llegado aún a Rusia, pero algo ha comenzado a cambiar.

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