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El rapto de la princesa argárica de Murcia

Mula exige al Gobierno regional que le devuelva una tumba de la Edad del Bronce para exponerla en su nuevo museo

La llaman la princesa de La Almoloya y murió en el año 1635 antes de Cristo en el actual término de Pliego (Murcia). La enterraron en la cabecera de un edificio singular con su ajuar, que incluía una diadema de plata y una treintena de valiosos objetos de oro, plata, ámbar, piedras semipreciosas, cobre y cerámica. Bajo su cuerpo yacía un varón con el que no guardaba relación genética y que había muerto años antes. Nadie sabe quiénes eran, pero sí que sus restos se correspondían con los de destacados integrantes de la cultura argárica, una civilización que durante la Edad del Bronce ocupó unos 35.000 kilómetros cuadrados en sureste de la península ibérica. Quién expondrá sus restos —el Museo Arqueológico de Murcia o el comarcal que está a punto de inaugurarse en Mula, municipio colindante con Pliego— se ha convertido en un debate social y político en la región. De momento, ya hay una plataforma para que la tumba regrese a Mula. El Gobierno regional lo rechaza. “Desde el siglo XIX, todo lo argárico se ha expuesto en Murcia”, dice el director general de Patrimonio, Juan Antonio Lorca.

En 2013, los arqueólogos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) hallaron en uno de los edificios de La Almoloya lo que se considera el primer parlamento europeo. En su subsuelo se encontraron decenas de tumbas, una de las cuales, la que contenía a la princesa, destacaba por su ajuar: diadema de plata, cuatro dilatadores de oreja de oro y plata, anillos, un puñal, brazaletes, piedras semipreciosas…

La urna que contenía su osamenta y la de su acompañante fue trasladada —supuestamente hasta que se concluyesen las obras del Museo de Mula, en este punto nadie se pone de acuerdo— al Arqueológico de Murcia. Y ahí comenzó el embrollo, porque las salas expositivas de Mula están a punto de inaugurarse y el Gobierno regional cree que la tumba estaría mejor en la capital, como indican los informes que ha pedido. Los pueblos de la comarca ya han creado una plataforma reivindicativa que se denomina La princesa se queda en Mula y cuentan con el respaldo del equipo técnico y científico de la UAB.

Todo comenzó hace unos días cuando la diputada socialista Isabel Casalduero interpeló en la Asamblea a la consejera de Cultura sobre los restos. Esta le respondió que se expondrían divididos entre los dos museos, pero Murcia se quedaba con la princesa y su ajuar.

Vicente Llull, profesor de Prehistoria de la UAB y codirector de las excavaciones de La Almoloya, junto a Rafael Micó, Cristina Rihuete y Roberto Risch, considera “un enorme error” desmembrar la colección. “No tiene sentido”, explica. Además, «la propia Consejería de Cultura ha avalado la idoneidad técnica del Museo de Mula para albergar los hallazgos» “Exponer esta tumba al margen de los hallazgos que la contextualizan supone descabezar un proyecto museográfico coherente. Separar sus elementos es algo pasado de moda que alimenta el fetichismo. A estos municipios, además, les vendría muy bien porque pone en valor su patrimonio y dinamiza su economía” . Destaca que los propietarios de la finca donde se descubrió la ciudad argárica, el Grupo Fuertes, también respaldan la exposición en Mula.

Pero Juan Antonio Lorca disiente. Afirma que desde el siglo XIX los yacimientos argáricos se exponen en Murcia. “Aun así, le propuse al alcalde de Mula que su museo se quedase con 80 tumbas y el Arqueológico con una sola, pero no quiere”, indica. Lorca recuerda que Mula y Pliego están solo a 30 minutos de la capital. “Nuestra idea es trazar rutas para los visitantes que propongan visitar el Arqueológico y los yacimientos in situ. Eso sí es lo lógico”. Cree que tras la polémica hay un componente político porque Mula y Pliego están gobernados por el PSOE y el Gobierno es del PP.

El alcalde de Mula (PSOE), Juan José Moreno, niega esta versión de su reunión con Lorca. Sostiene que nunca le propuso nada parecido y asevera que en su poder tiene informes técnicos sobre la idioneidad del museo comarcal, así como que la princesa debe estar junto al resto de los hallazgos en el yacimiento. «¿Para qué lo quiere tener en Murcia? No se da cuenta de que es nuestra riqueza patrimonial y que lo necesitamos. No puede dividir el conjunto. Intenta aumentar el número de visitantes del Arqueológico con la princesa en una clara maniobra política», insiste.

El yacimiento de La Almoloya ha atraído la atención de los grandes expertos mundiales por sus espectaculares hallazgos. En numerosas publicaciones se dio cuenta de él y se recordó a una cultura que surgió 2200 antes de Cristo y que desapareció seis siglos después, en el 1550. Su enclave más célebre es El Argar (Almería), pero también contaba con asentamientos como La Almoloya, centro económico y político “sin parangón” en la Europa de su tiempo, y donde destacaba una gran sala de gobierno de 80 metros cuadrados, con bancos para sentarse y presidida por un hogar y un podio.

Las investigaciones de la UAB han determinado que todo el conjunto urbano fue pasto de las llamas hacia 1635 antes de Cristo, justo cuando se celebró el funeral de la princesa. Durante casi un siglo, los argáricos siguieron habitando el lugar hasta que en 1550 desaparecieron. Se desconoce por qué. Y así han estado callados hasta que los restos de su princesa han revivido su recuerdo entre sus descendientes.

 

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