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El gran negocio de los rodajes de cine y televisión que España está dejando escapar

El sector audiovisual exige al Gobierno una mejor fiscalidad y menor burocracia para atraer proyectos internacionales. La calidad de los técnicos y la variedad de localizaciones ya ejercen de imán

Durante el pasado Mercado de Cannes, el gran bazar del mundo del cine que se celebra a la vez que el festival, los estands de los países sacaban pecho de las exenciones fiscales. La revista World of Locations, publicada durante el certamen, tenía una portada pagada por Malta en la que publicitaba su 40% de incentivos fiscales. Y como en las casetas del Mercado, en la publicación se alardea más de esas posibilidades financieras que de infraestructuras o paisajes: Reino Unido suma a sus estudios Pinewood un 25% de reembolso de lo pagado en impuestos; Italia ha multiplicado los rodajes en su restaurado estudio Cinecittà gracias a su 30% de incentivos fiscales… Por no hablar de Francia, donde además del 30% de reembolso el organismo Film France coordinada cualquier necesidad de un rodaje extranjero en el país. Entre los boletines a disposición de cualquier visitante uno mostraba todos los bosques donde se puede filmar; otro, los edificios públicos abiertos a rodajes, y en ambos móvil y correo electrónico de un contacto para cada localización.

¿Y España? Ni un folleto. Las Film Commission -oficinas de ayudas a rodajes- autonómicas y locales se repartían por las mesitas del estand español, loando las ventajas de su zona. «La Spain Film Commission es una mera red de coordinación sin medios ni presupuesto», cuenta un productor español en la puerta del Palacio de Festivales de Cannes. Y en cuanto a las desgravaciones, España también queda, como asegura Carlos Rosado, presidente de la Spain Film Commission, «en la parte baja de la horquilla de las exenciones en Europa». Desde 2017, un rodaje internacional puede deducirse un 20% de los gastos realizados en territorio español, cuando se haya gastado un mínimo de un millón. El máximo que se devuelve por proyecto es de tres millones. En Canarias, el porcentaje sube al 40% y el reembolso, a 5,4 millones de euros. En Navarra y País Vasco, por las haciendas forales propias, también es distinta la regulación. Según Rosado, «el sector es consciente de que va a ser difícil subir el porcentaje -y nuestra aspiración natural sería el 30%-, pero podría aumentarse el retorno hasta los 10 millones». En otros países no existe ese límite: se devuelve el, por ejemplo, 40% de impuestos sea lo que sea lo gastado.

Y pesar de esas y otras penurias, en España no dejan de venir rodajes internacionales. Fernando Victoria de Lecea, productor especializado en services, es decir, en la ejecución de una producción internacional (sin participación ni en financiación ni en derechos), un veterano con títulos como Noche y día, V3nganza o, ahora en cartel, Los hermanos Sisters, explica: «Tenemos los mejores técnicos, paisajes muy variados en pocos kilómetros… Se nos está escapando un gran negocio. Insisto mucho en que el cine es industria y un rodaje internacional no solo aporta ingresos a los técnicos, sino que el equipo de una película gasta, y mucho, en la zona en la que filman. No solo en manutención… En Los hermanos Sisters [el wéstern de Jacques Audiard se ha filmado en Huesca, Navarra y Almería] una empresa oscense de alquiler de coches adquirió 50 vehículos para nuestro rodaje». El productor entiende que un rodaje «es un quebranto de la actividad normal» de un lugar, y que por tanto hay que pagar tasas. «Pero a cambio también espero la implicación de las autoridades locales», subraya.

Victoria de Lecea es socio fundador tanto de APPA (Asociación de Profesionales de la Producción Audiovisual) como de Profilm (asociación de empresas españolas que prestan servicios a la producción internacional), de la que actualmente es tesorero. Ambas agrupaciones están impulsando encuentros con diversas administraciones para simplificar los trámites y mejorar las condiciones de los rodajes. «Que España sea aún más atractiva», explica el productor, que asegura que con un decreto ley -es decir, sin necesidad de un procedimiento legislativo- por parte del Consejo de Ministros podría modificar el máximo y llevarlo hasta los 10 millones. El sector espera que el nuevo Gobierno encare rápidamente el reto.

¿Cuántos rodajes internacionales llegan a España y cuánto dinero invierten? Rosado señala otro meollo problemático: «El Ministerio de Hacienda, del que dependen las desgravaciones, no realiza encuestas ni proporciona datos. No sabemos». Si en Francia todo lo relacionado con el cine depende del CNC (Centro Nacional del Cine y de la imagen animada, con un presupuesto de 600 millones de euros procedentes de los Presupuestos Generales y de un porcentaje de las entradas), en España parte se regula desde el ICAA (el Instituto encargado del cine en el Ministerio de Cultura), las exenciones fiscales de Hacienda y las regulaciones y permisos de rodajes del Estado, las comunidades autónomas y los Ayuntamientos. No existe una oficina central que coordine o al menos facilite los trámites ni siquiera en el ámbito estatal (Defensa, carreteras nacionales, costas, aeropuertos o inmigración).

Sin coordinación estatal

Ni las comunidades autónomas trabajan igual: los permisos de rodajes con menores -cuyos horarios laborales varían además según la reunión- en unos sitios se presentan telemáticamente y reciben el visto bueno en un día y en otros se hace en papel y se necesitan 30 días de espera. «En Francia se pide a los productores internacionales, propietarios de los derechos intelectuales de la película», asegura Victoria de Lecea, «que cedan imágenes del rodaje y hasta el making of para promoción del cine rodado en Francia. Aquí, como no hay un trámite unificado ni siquiera un certificado provisional de producción extranjera que ayudaría a pedir un crédito, no podemos usar esas imágenes como publicidad de España».

Como apuntan Victoria de Lecea y Rosado, «la política cultural debería de ser un acuerdo de Estado, no a expensas de vaivenes electorales». Otros productores dicen estar hartos de «inseguridades jurídicas, de políticos movidos por el cortoplacismo».

En Francia, entre 2009 y 2013, se filmaron 72 obras audiovisuales beneficiadas por las exenciones, que invirtieron allí 365 millones de euros y crearon 11.500 empleos. Rosado lamenta: “Si España tuviera la misma fiscalidad que nuestro entorno, seríamos imbatibles”.

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