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El cuerpo, un soporte plástico y poético

Yeni y Nan, dos artistas y ‘performers’ venezolanas que indagan en la espiritualidad y el ‘body art’, revisan toda su producción en el Centro de Arte Contemporáneo de Sevilla

«Nosotras hacíamos una obra casi intuitiva, muy fluida, muy pura. Nos planteábamos los proyectos y los desarrollábamos sin más, porque era lo que naturalmente queríamos hacer. Ahora, viéndolos 40 años después, desde la madurez, todo adquiere un sentido más profundo. Es un reencuentro extraordinario», comenta María Luisa González Nan (Caracas, 1956) tras recorrer las salas de la antigua Cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla que alberga la primera muestra en España del trabajo que desarrolló junto a Jennifer Hackshaw Yeni (Caracas, 1948) cuando eran Yeni y Nan. El Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) inauguró el pasado jueves Yeni y Nan. Dualidad, 1977-1986, una retrospectiva que recorre toda la producción de este equipo que revolucionó la escena plástica de Venezuela en los años 70 mediante sus osadas propuestas a través del land art, la video instalación, el body art, la performance, la fotografía, el dibujo y la escritura.

Yeni y Nan, pareja en la vida y en el arte desde que se conocieron en la Escuela de Arte Cristóbal Rojas de Caracas, trabajaron en equipo entre 1977 y 1986 y se convirtieron en un referente del arte de acción en su país, saltando a la escena internacional gracias a su participación en 1981 en la Bienal de São Paulo y, un año más tarde, en la Bienal de París. En ambas ocasiones representaron a su país con la performance Integraciones en agua, en la que escenificaban un parto en que renacían. «Las dos están dentro de una gran bolsa con agua, el líquido amniótico, y nacen de un parto común. Ese renacer es su forma de expresar que no están dispuestas a asumir los roles tradicionales asignados a la mujer», ha explicado Alicia Murría, comisaria de la exposición, que reúne unas 60 obras —la mayoría son series— y podrá verse en el CAAC hasta el 9 de junio.

El rescate del trabajo de las artistas, propiciado por el galerista venezolano Henrique Faria en 2005 en su espacio de Caracas —aunque actualmente ha trasladado su galería a Nueva York y Buenos Aires— se ha producido en varias exposiciones, pero ninguna tan ambiciosa como la muestra que se presenta en Sevilla y que incluye la realización, 33 años después de que se disolviera el equipo, de una nueva performance dedicada al fuego que Yeni y Nan realizaron este jueves en el huerto de una de las antiguas celdas de los monjes cartujos y en la que un hilo en llamas las reunió otra vez. «La pieza se grabará en vídeo y formará parte de la exposición en la que ya están presentes los otros elementos: agua, tierra y aire», añade Murría. Yeni y Nan han participado también en la gran colectiva Radical Women: Latin American Art, 1960–1985 junto Lygia Clark, Ana Mendieta y Marta Minujín, entre otras. La muestra se inauguró en 2017 en el Hammer Museum de Los Ángeles y, después, ha podido verse en el Brooklyn Museum de Nueva York y en la Pinacoteca de São Paulo.

«Decidimos cerrar un ciclo y abrir otro y elegimos el fuego porque es un elemento de purificación, transmutación y sanación», esgrime Nan, que reside en Caracas y produce una obra inspirada en la ecología y preservación del planeta que firma con el nombre de Nan González. «La vida nos está dando este regalo en estos momentos, por eso nosotras hemos decidido cerrar el ciclo con una obra sobre el fuego. Era el elemento que nos faltaba para completar el ciclo y no podía ser de otra forma», apunta Yeni, quien desde 2003 vive en Salamanca, donde ha continuado trabajando, primero en colaboración con el escultor, dibujante y filósofo venezolano Andrés Paradas y, a partir de 2006, en solitario con el proyecto Mujer. «Es un trabajo muy amplio en el que estoy recopilando muchos testimonios de personas que contestan a una pregunta: ¿Por qué la mujer tiene más resistencia que el hombre?», añade Yeni y su propia respuesta es: «Porque Dios nos hizo más fuertes. Externamente nos vemos más débiles, pero internamente somos muy fuertes».

Y fuertes han demostrado ser con proyectos como Araya, realizado en 1984 en la mina de sal  homónima en la provincia de Sucre (Venezuela), en la que realizaron una serie de fotografías y vídeos que reproducen, como Simbolismo de la cristalización-Araya, una especie de ritual alquímico. «Es un trabajo extenuante, una verdadera endurance performance, en la que Yeni y Nan llevan el cuerpo al límite en condiciones muy duras de temperaturas extremas, desnudas y rodeadas de sal. Estuvieron visitando las salinas durante un año entero, por eso las fotografías tienen una luz tan distinta y sus cuerpos se convierten en la continuación de las líneas», aclara Alicia Murría.

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