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Dimite el líder de Los Republicanos en Francia por el fracaso en las elecciones europeas

Laurent Wauquiez, al frente del partido tradicional de la derecha francesa, anunció este domingo que deja su cargo tras lograr poco más del 8% de los votos y quedar la formación relegada al cuarto lugar

Las elecciones europeas se han cobrado la primera víctima política de peso en Francia. Cada día más cuestionado desde sus propias filas, Laurent Wauquiez, presidente desde diciembre de 2017 de Los Republicanos (LR), anunció este domingo su dimisión.

LR es la gran formación de la derecha tradicional francesa: el partido del expresidente Nicolas Sarkozy y el heredero del neogaullismp de Jacques Chirac. En las elecciones del 26 de mayo, sacó un 8,5% de votos y quedó en cuarta posición. Wauquiez, actual presidente de la región Auvernia-Ródano-Alpes, asumió la responsabilidad por el fracaso de su partido, amenazado en el flanco derecho por el nacionalpopulismo de Marine Le Pen y en el flanco centrista por el presidente Emmanuel Macron.

“Las victorias son colectivas. Las derrotas son solitarias”, dijo Wauquiez en una entrevista en la cadena TF1. “He decidido tomar distancia. Me retiro de mis funciones de presidente de Los Republicanos”, añadió.

En las europeas de 2014, la UMP —la marca que llevaban entonces LR— sacó un 20,8% de votos. En las presidenciales de la primavera de 2017, un candidato lastrado los escándalos, como era el entonces el exprimer ministro François Fillon, sacó un 20% de votos en la primera vuelta. No logró pasar a la segunda, una anomalía en la V República.

El descalabro en las europeas de 2019 fue una sorpresa. Los sondeos pronosticaban un mal resultado, en torno a un 13%. Pero no tan malo. LR quedó por detrás de las candidaturas de Le Pen, de Macron y de los ecologistas. Y quedaron reducidos a un porcentaje propio de una fuerza minoritaria, como ya le ha ocurrido al otro gran partido francés de las últimas décadas, el socialista.

El hundimiento de LR se enmarca en el proceso de recomposición del paisaje político —y de descomposición del viejos partidos— que empezó a hacerse visible en las presidenciales de 2017. Macron fue a vez el político que entendió que este sistema estaba en crisis, y uno de los responsables de acelerarla. Como su rival Le Pen y el Reagrupamiento Nacional (RN), heredero del partido de la extrema derecha francesa Frente Nacional, Macron considera que derecha e izquierda son conceptos superados, tanto como las formaciones que los representaban.

El espacio de LR no ha dejado en encogerse desde la llegada de Macron a la presidencia de la República. Macron ha gobernado con políticas de centroderecha y ha seducido a varias personalidades de este espacio. Su primer ministro, Édouard Philippe, militó en LR y era un fiel colaborador de Alain Juppé, histórico de la derecha moderada. Su ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, también procede de este campo. El exprimer ministro Jean-Pierre Raffarin ha hecho campaña por la lista de Macron en las europeas. Un grupo de disidentes de LR, bautizado como Agir (Actuar), se ha sumado al macronismo.

La caída de LR en las europeas se debe en gran parte a la fuga de votantes conservadores hacia Macron. La estrategia de Wauquiez, derechizando al partido, no ha ayudado. Ha acabado regalando el espacio de la derecha moderada al presidente sin lograr arañar votos en la extrema derecha, con quien Wauquiez se negaba a pactar. El 8,5% en las europeas representa el núcleo de irreductibles en este partido, hoy encerrado en una parcela ideológica muy acotada y en todo caso insuficiente para ser un partido determinante en Francia y en Europa como ha sido en el último medio siglo.

Los Republicanos siguen siendo el primer grupo de oposición en la Asamblea Nacional y el primer partido en el Senado, además de contar con una sólida base municipal. No han muerto, pero corren el riesgo de caer en la irrelevancia y la marginalidad.

La tentación de muchos alcaldes, en las municipales de 2020, será pasarse a las filas de Macron, que después de destruir al PS quiere parece estar logrando lo mismo con LR. Al mismo tiempo, se escuchan los cantos de sirena de la extrema derecha, vencedora en las europeas. La idea consistiría en romper el llamado cordon sanitario —que todavía hace que sea tabú pactar con ella y que le impide tocar poder en Francia— y construir una gran coalición derechista.

Otra opción, para el RN, es intentar convertirse en un partido populista transversal, que pesque entre los antiguos votantes del partido populista de izquierdas La Francia Insumisa (LFI), que obtuvo un 6,3% de votos en las europeas después de lograr un 19,6% en las presidenciales de hace dos años. El líder de LFI, Jean-Luc Mélenchon, es otro de los grandes derrotados.

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